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Ni zumba en el césped, ni un rato solo en el columpio, ni jugar al balón. Las zonas comunes de las urbanizaciones son exclusivamente de tránsito.
La normativa respecto al uso de estos espacios durante este estado de alarma decretado por el coronavirus ha sido ... uno de los temas de debate entre los vecinos, que no tenían claro qué les estaba permitido y qué no y que ha generado malestar entre quienes veían desde su ventana cómo sus vecinos bajaban a airearse una rato.
En un primer momento se creyó que, a pesar de que los parques de todas las ciudades estaban clausurados, los que se encuentran dentro de las comunidades de vecinos sí que se podían usar y su restricción quedaba (siempre que no hubiera más de 8 personas) a decisión de la comunidad de propietarios y su presidente. Lo explica así María, una vecina de una urbanización de Cascajos que, harta de ver cada día esta semana a niños columpiándose y a sus padres tomando el aire junto a ellos mientras ella estaba recluida en casa, llamó a la Policía. «Me dijo que si no había grupos de más de 8 personas ellos no intervenían, y yo le dije que entonces yo podía bajar a darme un paseo. Me explicó que en los últimos días habían recibido diferentes instrucciones al respecto y que, si no estábamos más de 8, podía».
Esta aplicación puede parecer ilógica. Y en realidad lo es. La norma es clarísima al respecto y el Decreto Ley no deja dudas: las zonas comunes de las urbanizaciones son para pasar hacia los hogares y se estará en ellas el mínimo tiempo posible. No está permitido su uso, son zonas de tránsito. Y así mismo lo han confirmado a este periódico tanto desde el Gobierno Riojano como desde la Delegación del Gobierno. Y si hablamos de zonas comunes nos referimos tanto a zonas de juegos, como a césped o azoteas.
Las multas serían equiparables a las que pueden ser puestas a un ciudadano por saltarse el estado de alarma en la calle y, además, la propia comunidad también puede ser multada. Quizás los primeros días podía haber cierta incertidumbre al respecto, pero el asunto está más que claro.
Ahora solo falta que la norma se ponga en práctica de forma tan estricta como se hace en el exterior. Algo que parece más complicado y que dependerá siempre del sentido común de los propios vecinos. «Como estoy teletrabajando desde hace días y mi ventana da a la zona común lo he visto evolucionar. El primer día no bajó nadie, parecía que no se atrevían, pero después ha sido constante. No mucha gente junta, pero cada dos por tres ves a niños en el columpio, jugando al ping-pong o con el balón. Y yo en mi casa. Pienso llamar a la policía sin dudar«, recalca indignada María.
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