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Martes, 2 de junio 2020, 08:20
La generalización masiva del teletrabajo ha permitido a muchas empresas continuar con su actividad casi sin alteraciones durante la pandemia del coronavirus, pese al confinamiento y a las restricciones de movimientos. Ahora bien, esta migración forzosa ha aparejado algunos obstáculos ya que en muchos casos las experiencias de trabajar en casa no habían pasado de programas piloto y solo para unas determinadas áreas. Así, al no estar ensayado el trabajo en remoto, la flexibilidad horaria ha provocado el efecto contrario en los trabajadores, al no tener definidos los horarios. Y en el caso de las empresas, el problema con el que se han encontrado es con la merma de productividad, justo el polo opuesto de lo que propugna el teletrabajo. En este caso, esta situación se ha originado porque los procedimientos en las pymes para medir la productividad de las plantillas se basan en las horas trabajadas presencialmente mediante el control de las entradas y salidas de los centros de trabajo. «Esta es una de las asignaturas pendientes de nuestro país», advierte el director general de Grupo Pancorbo. En este sentido, el también presidente de las tecnológicas riojanas (Aertic) reconoce que «no es una tarea fácil, pero ya está implementada en diversos países».
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