«Todo era precipitado y angustioso»

En Arneplant se lanzaron a investigar y consiguieron crear un prototipo de mascarillas. El 21 de abril de 2020 remitieron las pruebas al laboratorio Aitex para que analizase su filtración bacteriana, respirabilidad y resistencia a la salpicaduras. El Gobierno, con base en esos análisis, contrató el 19 de mayo por la vía de emergencia la realización de cinco millones de mascarillas quirúrgicas para adulto y medio millón más para niños. El monto total fue de 3,08 millones de euros, uno de los mayores contratos cerrados durante la pandemia por el procedimiento de emergencia, esto es, negociados directamente, sin los requisitos administrativos que en circunstancias normales se le exigen a la administración pública. «El precio de cada mascarilla era de 0,56 euros cuando, en ese momento, se estaban vendiendo a casi dos euros», apunta Ruiz. El contrato fue por «mascarillas quirúrgicas», aunque Arneplant calificaba sus protectores como «mascarillas higiénicas». Tanto desde la empresa como desde el Gobierno se indica que se operaba con esa calificación según los análisis del laboratorio porque el dictamen de la Agencia Española del Medicamento, que es la que debe sellar esa categoría, podía tardar meses y la necesidad era apremiante. «Era un muerto tras otro, un muerto tras otro y había que actuar», señala el consejero de Hacienda, Celso González. «Parece que ya nos hemos olvidado de cómo fueron aquellos días», lamenta Alfonso Ruiz. Al principio, las mascarillas de Arneplant, que incluso contrató a 150 trabajadores para su producción, fueron distribuidas entre el personal sanitario, aunque acabaron entregándose a trabajadores de la administración pública y escolares.

Tras ese contrato inicial, Arneplant participó en febrero de 2021 en el convenio marco de suministro de material y equipos de protección contra el COVID. El valor total del convenio ascendía a un máximo de 26,5 millones de euros, aunque al final solo se desembolsaron poco más de 6.000 euros. El lote uno, para garantizar la provisión de mascarillas en caso de necesidad, fue adjudicado a Arneplant por 17,9 millones de euros, pero no se llegó a ejecutar. En julio de 2021, la propia empresa, que ya había recuperado su línea de trabajo habitual –plantillas para el calzado–, solicitaba la resolución del contrato sin haber siquiera entrado en vigor y sin haber, por lo tanto, cobrado un euro. El periódico digital Okdiario ligaba ayer este convenio con la presencia entonces en la empresa arnedana de una hermana de Nuria San Servando, directora de la Fundación para la Transformación de La Rioja, aunque desde Arneplant ven absurda cualquier vinculación: «No tiene pies ni cabeza. Esto es Arnedo, somos todos vecinos. Aquí trabajan 400 personas y Arnedo tiene 15.000 habitantes; somos todos primos, tíos, hermanos... Y tampoco había negocio con las mascarillas a ese precio. Se trataba de echar una mano con lo que nos habían pedido», señala Ruiz.