Doctor en Derecho, licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración y en Ciencias del Trabajo, profesor, abogado y autor de numerosas obras sobre Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social y prevención de riesgos laborales, Guillermo García González es el investigador principal ... del grupo 'Trabajo líquido y riesgos emergentes en la sociedad de la información', de la UNIR. El experto afirma que el teletrabajo podría contribuir a dinamitar la conciliación, pero cree que las nuevas formas de trabajo pueden ayudar a conciliar «si lo hacemos ordenadamente».
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– Zygmunt Bauman, sociólogo, filósofo y ensayista polaco acuñó los conceptos 'modernidad líquida', 'pensamiento líquido'. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de 'trabajo líquido'?
– Es aquel en el que no tenemos identificador de tiempo y de lugar. Es lábil, moldeable.
– Corríjame... el trabajo líquido, sólido y gaseoso es el que se afronta con el teletrabajo...
– (Ríe) Sí, sí, tiene mucho que ver con el teletrabajo, mucho. De hecho, surge como consecuencia de la sociedad de la información.
– El término 'líquido' unido a 'pensamiento' suena poético. Unido a 'trabajo', suscita inseguridad... Lo sé, me lo va a negar...
- No, no, yo también lo considero así. De hecho, dentro de las pocas certezas sociales que nos quedaban estaba el trabajo tal y como lo concebíamos, y hoy en día con las nuevas tecnologías se ha empezado a debilitar esa certeza social.
– ¿Qué perseguía el grupo de investigación que dirigió?
– La idea era analizar una doble vertiente. Por una parte, si nuestro ordenamiento jurídico está preparado para afrontar estas nuevas formas de trabajo y en segundo lugar, ver qué riesgos de seguridad y salud laboral se generan.
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–¿Tienen ya conclusiones?
– Sí, seguimos trabajando, pero tenemos conclusiones. Por un lado, que partimos de una situación de inseguridad jurídica, que ni el legislador ni los agentes sociales han tomado en cuenta seriamente esta forma de trabajo, y no sólo hablamos del teletrabajo, también del trabajo nómada y del remoto. ¿A qué me refiero? A contestar un correo un sábado, trabajar desde un transporte público, estar conectado con la empresa en un día de fiesta... La primera conclusión fue que es necesario un sistema de regulación, bien sea por las partes del contrato o bien por el legislador. Y segundo, que el 'trabajo líquido' es fuente de riesgo psicosocial para el trabajador si no se hace correctamente.
– Seguro que cuando en el 2016 crearon el grupo de investigación y la temática del trabajo ni en su supuesto más extremo dibujaron un panorama laboral tecnológico como el que ha sobrevenido con esta pandemia.
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– No, no, no... más que nada por lo disruptivo, lo brusco. Nosotros veníamos anticipando que era necesaria una educación en el uso racional de las tecnologías.
– ¿Nos hemos convertido ya en 'trabajadores líquidos' o eso es cosa de generaciones futuras?
– Yo creo que ya lo éramos, pero sin ser conscientes. Ahora es muy evidente todo porque han surgido problemas. Esto nos puede venir bien para ver que necesitamos ordenarlo, no solo jurídicamente, sino también para cambiar el chip y defender el trabajo como hecho social que nos beneficia a todos.
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–¿Ayuda en la conciliación laboral y familiar el 'trabajo líquido' o la ha terminado de dinamitar?
–Podría contribuir a dinamitar, pero también puede ayudar a conciliar si lo hacemos ordenadamente, con formación, con consensos sociales de cómo gestionarlo. Hay que atender las razones de salud pública, pero también de salud personal.
– Las tecnologías de la información y comunicación han eclosionado con la crisis sanitaria. ¿Se nos han ido de las manos?
– Sí. Ahora se ha evidenciado el problema, pero realmente el reto que tenemos en relación con las nuevas tecnologías es la innovación social, no la tecnológica. Trabajadores y empresas necesitan formación y normas internas para un uso tecnológico racional.
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–¿Cuáles son los riesgos emergentes?
– Los hay de tipo psicosocial, como el aislamiento, conflicto de rol (nadie sabe si eres madre trabajadora en el mismo momento), sobrededicación, tecnoestrés... También hay riesgos que se vinculan a la nueva realidad productiva, biológicos, ergonómicos... Y otros que no conocemos ni sabemos qué efectos tendrán en la salud.
–¿Y qué pasará con la brecha digital? ¿O hablamos ya de sima?
–Sí, hablamos de sima digital. Es un tema grave, porque afecta transversalmente a toda la sociedad.
–¿Hay brecha de género en este 'estado líquido'?
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– Claro, porque no deja de ser un reflejo de la propia sociedad. Evidentemente, la mujer ha sido la mayor damnificada en esta situación. El rol cultural de la mujer como cuidadora está lejos de ser superado y costará tiempo. Esta forma de 'No hay tiempo, no hay lugar' se puede aprovechar para superar la diferencia de género, pero la mujer sigue siendo el núcleo sobre el que se articula la vida familiar. En ese tipo de políticas, tanto de teletrabajo como de conciliación, se tiene que dar una dimensión de género evidente, porque si no lo que haremos será ahondar en la división de roles.
– ¿Qué medidas cree que debe implantar la Administración?
– Hacer políticas claras sobre teletrabajo y conciliación. Una labor de sensibilización y formación, más que de imposición. Esto es un reto colectivo.
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–¿Y las empresas?
– Lo primero, hablar con los 'teletrabajadores'. La efectividad del teletrabajo se logra partiendo de un proyecto piloto, con fases, valorando cómo repercute en la organización, en la salud del 'teletrabajador' y hacer un plan pactado, con hitos, adaptando el teletrabajo a cada persona... Ni todas las actividades son válidas para teletrabajar ni todos los trabajadores están capacitados para teletrabajar.
– ¿Ve voluntad en unos y otros?
– Voluntad, sí, pero me parece que es un tema que no lo veían urgente y nos ha explotado ahora.
– Y a los trabajadores, ¿qué les queda a los trabajadores?, ¿'licuarse'?
– (Risas) ¡No, hombre, no!, los trabajadores tenemos un reto importantísimo, empezar a cambiar la forma de pensar, de trabajar. Hay que tratar de salvaguardar el trabajo como fenómeno social que aporta valor. Es algo que tenemos que proteger todos porque es la fuente que nos permite tener el estado de bienestar. Nos tendremos que seguir reinventando.
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