Mosaico de encierros paralelos

Confinados. Rostros anónimos y conocidos de La Rioja afrontan la cuarentena desde sus hogares con ánimo y sin dar pie al aburrimiento

Lunes, 23 de marzo 2020, 07:25

Un actor, un escritor, una profesora de baile, un empresario, una maestra... Son personas cuyas vidas nada tenían en común hasta el pasado 14 marzo y que ahora, de algún modo, se han transformado en historias paralelas. El estado de alarma está dando pie ... a que las vivencias de miles de riojanos compongan un mosaico de relatos entrelazados que guardan grandes similitudes.

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Juanma Zangroniz, que ha rescatado estos días esa guitarra que no tocaba desde su época escolar, pasa ahora horas practicando viejas partituras que le quedaron en el recuerdo para matar el tiempo. Es realizador de televisión. Viajaba cuatro días a la semana. Hoy, permanece encerrado solo en casa. Natural de Calahorra, vive a unos metros de la Puerta del Sol, en Madrid. Confiesa que «el silencio en el que está sumida la ciudad es atronador, pero también gratificante, porque quiere decir que todos estamos en casa».

El escritor Andrés Pascual iba a lanzar su nueva novela pero tuvo que aplazarlo ante la dimensión que había tomado la crisis por el coronavirus sólo cuatro días antes. En su caso, el encierro no supone una experiencia nueva. Acostumbrado a aislarse para hilar sus historias, su reflexión es clara: «Debemos aprovechar para hacer un viaje hacia dentro en lugar de hacia fuera y nos viene muy bien porque, aunque puede resultar complejo, es el más apasionante de todos», defiende con la convicción de quien habla por experiencia propia.

Desde Madrid, el calagurritano Juanma Zangroniz 'mata' las horas en compañía de su guitarra.

«Se ha vuelto a retomar el vecindario: no salimos con la silla a la puerta, pero sí al balcón»

«Tuve que improvisar una corona con goma eva gracias a que una papelería mantiene el servicio a domicilio», cuenta Esther Toledo, madre de Saúl, que el pasado viernes cumplió cuatro años. Es maestra y compatibiliza niños y casa con la teleenseñanza por Internet. Pese a todo, su hijo pudo soplar también este año su vela. Su hermana Leire le cantó el cumpleaños feliz con más vigor para que no añorase las voces que faltaban. Los compañeros de clase le saludaron por videollamada y los vecinos colocaron carteles en las ventanas. «Este encierro parece un escarmiento, como en las siete plagas, para que nos replanteemos todo», reflexiona Esther.

Como todos, el empresario Félix Revuelta cumple también con el confinamiento desde su casa de Marbella pero sin aparcar su actividad. De todos modos, reconoce que estos días los correos y llamadas que cruza con sus empresas, distribuidas por medio mundo, se centran más en dar ánimos y preocuparse por el estado de todos que por lo que corresponde a lo puramente laboral. Manifiesta que se siente «decepcionado con la clase política por su falta de previsión pero, al mismo tiempo, muy orgulloso del ejemplo que está dando la ciudadanía española».

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A Nacho Guerreros nada le pilló por sorpresa. Tiene un amigo italiano que le había advertido de lo que se avecinaba, así que, «decidí encerrarme en casa hace ya trece días», explica el actor que trata de mantener unas rutinas bien definidas. «Me levanto, limpio la casa, practico ejercicio, estudio guiones, veo series, hago maratones de lectura, hablo con familia y amigos...», enumera mientras lanza una observación: «Vivíamos demasiado deprisa y creo que la tierra nos ha pedido que paremos y nos reconstruyamos de nuevo».

En Arnedo, Marian de Orte ha aparcado estos días sus ruidosas clases de baile mientras convive con el silencio de su habitación. Es lo que más extraña en esta cuarentena forzosa: «Tengo un gran vacío por lo que me aportaban las niñas, siempre llenas de energía y sobre todo de tanta alegría», explica esta joven que ensalza «el ejemplo que están demostrando los niños quedándose en casa pero sin dejar de hacer deberes, aplaudiendo en los balcones, pintando arco iris y dedicando tiempo incluso a su disciplina deportiva».

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Augusto Ibáñez también guarda cuarentena en casa y en familia. Confiesa que «hay ratos en los que da el bajón» pero persiste en que hay que afrontarlo con serenidad. Reconoce que ahora dedica más tiempo a los suyos, a la lectura, a ver televisión y escuchar la radio... pero también, por ejemplo, a labores que tenía aparcadas: «He aprovechado para ordenar el trastero», confiesa el gran Titín III esbozando una sonrisa e insistiendo en que confía «en la 'madera' de los riojanos para salir de ésta reforzados».

«Ahora tenemos tiempo para mirarnos, para hablar y discutir, para acariciarnos; los cuentos son infinitos, las duchas rápidas son ahora baños eternos...» destaca Débora Martínez, mujer trabajadora y madre de 3 hijas, que aún saca tiempo para sus vecinos, todos mayores, y les baja la basura. Sostiene que lo mejor es que el ritmo en familia se ha ralentizado. Se confiesa sorprendida de la capacidad de sus hijas para sacar lo mejor y, como ellas, el resto: «Se ha vuelto a retomar el vecindario: no salimos con la silla a la puerta de casa, pero sí al balcón».

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