Secciones
Servicios
Destacamos
Cerradas sus vías de transmisión a golpe de inyectable entre los mayores de 50 años, el SARS-CoV-2 y sus nuevas variantes han convertido a los más jóvenes en su objetivo prioritario como cómplices necesarios de su supervivencia, un lazo que suele tenderse ... con relativa facilidad gracias a los hábitos juveniles.
La mitad de los nuevos contagios notificados en los últimos 14 días en La Rioja los han protagonizado menores de 29 años, 209 de los 427 positivos confirmados. Entre ellos, la franja etaria con mayor incidencia es la de 15 a 29 años, con 148 de los 427 infectados totales (34,66%) y una tasa de positividad del 10,43%, el doble que la media regional, en las 1.418 pruebas realizadas. Niños y adolescentes, de 0 a 14 años, suman otros 61 casos (14,28%) y una tasa de positividad del 4,73% (1.289 test).
Entre los que han dejado atrás la treintena, el grupo de edad con mayor incidencia es el de 45 a 59 años, 111 positivos (25,99%) en los 1.554 test practicados (7,14% de positividad); seguido de las personas de entre 30 a 44, con 76 contagios notificados (17,79%) en 1.583 pruebas (4,80%). Los de 60 a 74 años solo suman en la estadística 17 casos (1,23%) tras 1.374 pruebas diagnósticas (1,23% de positividad) y los que han superado los 75, otros 14 casos (3,27%) con 1.552 test (0,90%).
Pello Latasa | Director general de Salud Pública
No hay una explicación única y simplista para una evolución de la pandemia que no ha pillado por sorpresa a los autoridades sanitarias riojanas. «Concurren varias circunstancias y la principal es que no es extraordinario que a medida que progresa una campaña de vacunación en una determinada cohorte de edad, la enfermedad haga un cambio y empiece a afectar de manera más marcada a las poblaciones que quedan susceptibles de contagiarse», explica el director general de Salud Pública y Consumo, Pello Latasa, que advierte de que «probablemente estemos en el momento más complicado para las personas que queden sin vacunar, porque las personas que ya lo están, las que estén parcialmente inmunizadas y las que han superado la enfermedad, de algún modo van haciendo una barrera que va aplastando el virus hacia las cohortes más bajas, que es el único remanente que le queda para transmitirse».
No olvida el doctor Latasa las mutaciones víricas (aún sin casos de la variante Delta detectados) y los hábitos de ocio y socialización de la juventud: «Las variantes que tenemos ahora mismo en circulación se transmiten con más facilidad que las originales de la pandemia y, posiblemente, los eventos de transmisión que estemos sufriendo ahora sean más eficaces que los que teníamos hace 6, 9, 10 o 12 meses; es decir, ante un mismo riesgo tenemos ahora más transmisión y quienes pueden estar expuestos a un mayor riesgo son aquellas personas que tienen un número de contactos más amplio y un nivel de socialización más elevado que otras cohortes de edad».
Consultado por la alta incidencia en la franja de 45 a 59 años, muchos de ellos ya inmunizados o al menos con una dosis administrada, el director general de Salud Pública aclara que «una de las hipótesis con las que trabajamos es que el primer nivel de propagación es el de las personas jóvenes que resultan infectadas y después se amplifica el evento de transmisión en los domicilios, por eso una parte importante de los casos vienen de ahí, pasa de los jóvenes a sus hermanos y hermanas y de ahí a sus progenitores, aunque si los aislamientos y las cuarentenas se hacen de una manera adecuada no debería ocurrir».
Pese a la alta incidencia, las consecuencias más graves de la enfermedad han dejado de ser tan dramáticas como en el pasado, gracias, advierte, al plan de protección vacunal puesto en marcha desde diciembre del pasado año. «El principal objetivo de nuestra campaña de vacunación tenía como primer objetivo detener la sangría de fallecimientos que estábamos sufriendo, por eso se inició en las residencias y a partir de ahí siguió con un plan muy estricto descendente por grupos de edad que ahora tiene la recompensa de haber controlado la mortalidad y, a continuación, como segundo objetivo, el impacto de la enfermedad grave», detalla, para fijar como tercer fin la reapertura de la actividad social y el retorno a la nueva normalidad, que, avisa, «es más lento que los dos anteriores». «El virus sigue entre nosotros y, aunque estamos ya en el camino de salida, aún no hemos llegado a la meta», alerta para recordar las medidas de seguridad ya conocidas, entre las que señala la mascarilla, cuyo uso dejará de ser obligatorio el próximo sábado en los espacios abiertos en los que sea posible mantener las distancias: «A partir del próximo sábado deja de ser obligatoria en unas circunstancias muy específicas, pero sigue siendo recomendable su uso y el cumplimiento del resto de medidas», concluye el doctor Latasa.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.