La pandemia no se vive de la misma manera en España que en Japón. «La mentalidad aquí es muy diferente», asegura Miguel Ángel Lotina, entrenador del Cerezo Osaka en el país nipón, donde se ha ampliado la alerta sanitaria a las 47 prefecturas (provincias).
Hasta ese momento, sólo se había implantado en las siete más grandes, una de ellas en la que se encuentra Lotina, quien explica que el deporte fue una de las primeras cosas que paró. «Y dos días después, los colegios», recuerda. «Aun así, algunos equipos siguieron jugando amistosos a puerta cerrada», añade. También se suspendieron los Juegos Olímpicos, un golpe «muy duro» para el país, según el exjugador del Logroñés.
El técnico destaca igualmente que en Japón no hay obligaciones para la población, sino recomendaciones. «De hecho, muchos centros comerciales han cerrado y otros no», expone. Esa es una de las diferencias con España, pero hay muchas más y no sólo en el modo de afrontar esta crisis. «Aquí, la mayoría ya usaba mascarilla para ir a sitios donde hay aglomeraciones y la gente no se abraza tanto», cuenta. «Antes de esto ya estaba mal visto ir a trabajar o llevar a tu hijo al colegio si presentaba algún síntoma, aunque fuera pequeño, de constipado», añade. «A mí me pasó en una pretemporada y no podía ni comer con el equipo», remata el dueño del banquillo del Cerezo Osaka.
Entrenamientos desde casa y paseos -en Japón se recomienda salir al campo «por salud», aunque siempre con precauciones- ocupan el tiempo de Lotina, quien está pasando la pandemia junto a su mujer. Sus hijos, mientras, están en España, uno, en Bilbao y otro, en Logroño. «Estamos preocupados por ellos y ellos por nosotros, pero hablamos ahora más que antes», concluye.
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