
La hostelería riojana, entre la incertidumbre y las ganas
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El sector ha echado a andar en La Rioja con más ilusión y esfuerzo que certezas y con plantillas notablemente mermadasUna amalgama de sentimientos rodea a los hosteleros riojanos a un día para que La Rioja entre en la fase 2 de la desescalada (que permitirá sumar al aforo del 50% en las terrazas, una ocupación en el interior de los locales del 30%). En el sector hay mucha incertidumbre y preocupación por el futuro; pero también ganas de luchar ante un reto mayúsculo.
Sería extraña esta región sin sus bares. Esos que dan vida a nuestras calles, donde paramos a 'repostar' o a compartir conversaciones con amigos. Según los últimos datos disponibles, en la comunidad se contabilizan más de 2.100 establecimientos hosteleros que, en ejercicios anteriores, llegaron a facturar más del 4% del PIB riojano. A buen seguro, jamás imaginaron que tendrían que permanecer dos meses con la persiana bajada y otro mes y medio más de propina (al menos), con una desescalada que, en la mayoría de los casos, no resulta del todo rentable.
11 de mayo Terrazas al 50% del aforo, más lo que permita cada ayuntamiento, con la debida separación y los clientes sentados.
25 de mayo Al 50% de las terrazas, se le suma el 30% del aforo en el interior de los locales, con los clientes sentados y las mesas a 2 metros.
8 de junio Terrazas y las mesas del interior al 50% del aforo y los clientes podrán estar en barra a metro y medio de distancia. Pueden abrir pubs y discotecas al 30% de su capacidad.
Y es que hay establecimientos de todo tipo y condición. Desde un pequeño bar de pinchos, locales con terraza, vinotecas, restaurantes... Las características y particularidades de cada uno han motivado que, durante esta fase 1, gran parte de los dueños de bares haya optado por no subir la persiana, ya que sólo podían apoyarse en sus terrazas.
De ahí que, por ejemplo, en los inicios de este periodo, menos del 10% de las entre 500 y 600 terrazas con licencia en Logroño se atreviera a abrir, según estimaciones de Hostelería Riojana. Un porcentaje que se ha elevado en esta segunda semana, al acompañar un tiempo casi veraniego.
Pero tras dos meses cerrados y con la caja registradora a cero, la hostelería riojana necesita echar a rodar, aunque sea al ralentí. Los que han dado el paso han concebido estos días como una forma de ir tanteando el terreno y de ir recuperando a algunos de los empleados que enviaron a un ERTE. No hay plantillas completas y la duda está en si volverán a ser tantos como fueron.
Tras una primera semana en fase 1 de cielos plomizos y mal tiempo, durante la segunda semana el sol brillante y las temperaturas veraniegas animaron a muchos a volver a sentarse en una terraza. A ciertas horas, muchas estaban llenas. Han sido los primeros 'sorbos' hacia la incierta 'nueva normalidad'.
José 'Colo' Cortés | Propietario del Café Bretón
nque ya desde la pasada semana pudo hacerlo, José 'Colo' Cortés, propietario del Café Bretón en la peatonal Bretón de los Herreros, prefirió esperar a este pasado lunes para colocar de nuevo la terraza de su establecimiento. «La semana pasada tenía muchas dudas. No sabía cuánto espacio podría ocupar, si podía sacar del ERTE a algunos o tenía que sacar a todos mis empleados....», justifica.
Siete días después y con algunas respuestas a cuestiones como éstas, el Bretón volvió a recibir clientes. Aunque no es el mismo que cerró sus puertas en marzo. De sus habituales 32 mesas en la terraza, ahora sólo se cuentan 10. Tampoco se ve a sus 10 camareros. La actividad se ha reanudado únicamente con la mitad, 5.
Pese a todo, Cortés señala que «para el poco espacio que podemos ocupar para respetar las distancias, no nos podemos quejar de cómo ha funcionado estos días», asegura. Precisa que «de 12 (hora de apertura) a 15 horas, se trabaja bien; luego, de 15 a 18 horas, sí que se nota bajón porque la Laurel no funciona; y a partir de las 19 horas y hasta el cierre a las 23 horas, la terraza se llena porque la gente tiene ganas».
El arranque es, por tanto, en cierto sentido esperanzador; aunque insuficiente. «Con 10 mesas más, esto es con un total de 20, sí que me saldría rentable para los 5 trabajadores que somos ahora; pero si no quizá me plantee devolver a 3 camareros al ERTE», afirma. Cortés está molesto porque solicitó la ampliación del espacio de su terraza al Ayuntamiento de Logroño y el Consistorio le indicó que, si recababa la autorización de la propietaria del local del Café 13 (anexo al Bretón y que se encuentra inactivo), podría colocar otras diez mesas más en el área vecina.
El dueño del Bretón cuenta con el permiso de la propietaria del local del Café 13 para aprovechar este hueco. «Pero a mediados de semana un funcionario me llamó para decirme que no me pueden conceder este espacio», relata.
«Logré la autorización que me pidieron porque me dijeron que así me podrían ayudar y, por eso, he sacado a gente del ERTE. No entiendo que ahora un funcionario me diga lo contrario», denuncia.
Y sin ese permiso, ve un futuro muy incierto. «Pago mucha renta y tengo que asumir gastos de luz y de plantilla muy elevados. Si no me conceden diez mesas más, lo veo muy complicado», expone. «Quizá tendría que volver a cerrar», lamenta. /Información de Pilar Hidalgo
Javier Gómez Capellán | Café Bar Suizo (Haro)
Fue de los primeros en cerrar, y ahora ha sido de los primeros en abrir. El Café Bar Suizo, como todo el mundo lo conoce en Haro, es uno de los establecimientos que decidió bajar la persiana por iniciativa propia el pasado 12 de marzo y decidió abrir el 11 de mayo, cuando estos servicios tuvieron de nuevo la opción de hacerlo a través de las terrazas.
«Tenía muy claro que íbamos a abrir, y eso que pensaba que no vendría nadie, pero por las características de este local, que es muy grande y dispone de mucho sitio para colocar mesas en el exterior, teníamos que hacerlo», señala Javier Gómez Capellán, uno de los propietarios.
Si los comienzos fueron difíciles para todos, en Haro, lugar donde la pandemia incidió con fuerza en su inicio, lo fue todavía más. Y durante el periodo de cierre la situación no ha sido mejor. «Angustia, inquietud, incertidumbre». Así ha vivido Javi estos meses, indicando que «las ayudas están muy bien, pero no son suficientes para todos. Son muchos y muy grandes los problemas de todo el mundo, y esto va a generar que algunos negocios tengan que cerrar».
A pesar de todo, la reapertura fue positiva para este café, ubicado en la Plaza de la Paz, en pleno corazón de Haro. «Teníamos dudas respecto a si la gente vendría. Nuestra expectativa era negativa porque la crisis sanitaria es seria, y conseguir que la gente tenga confianza no iba a ser fácil», afirma el dueño, añadiendo que, «sin embargo, la gente ha salido, y está viniendo no sólo aquí sino que en todas los sitios se ve gente. La respuesta de la ciudadanía ha sido muy buena, demostrando que tenían muchas ganas de salir».
Mañana lunes, Haro, al igual que toda La Rioja, avanzará a la fase 2 de la desescalada, y los bares podrán empezar a atender en el interior. En este sentido, Javi Gómez asegura que «esto es bueno, aunque si te soy sincero creía que no pasaríamos de fase. Está claro que nuestro local es grande, y con la capacidad del espacio que tenemos permitido, aún podremos poner muchas mesas. De esta forma ya no dependeremos tanto del clima, y si llueve la gente podrá instalarse dentro». /Información de Óscar San Juan
Jesús Ángel Sainz | Gastrobar Capi (Calahorra)
Guantes, mascarillas, botes de hidrogel en cada mesa, los dos metros de distancia de seguridad... Nada tiene que ver la terraza en la que Jesús Ángel Sainz sirve ahora vinos, tapas y cafés con la que tuvo que desmontar en el mes de marzo en pleno crecimiento de la curva de contagios. «Lo que sí supone es más trabajo. De hecho, los camareros tienen que entrar antes a trabajar», explica el propietario de Gastrobar Capi, en la céntrica calle Mártires de Calahorra. Y es que la necesidad de intensificar la desinfección y limpieza ha impuesto una nueva rutina de tareas a la hostelería. «Desinfectamos los baños cada 2 o 3 horas, las manillas de las puertas y las mesas y sillas entre cliente y cliente», explica sin poder evitar recordar cuando hace casi dos semanas reabrió el negocio. «La verdad es que ese lunes era un poco caos, pero porque empecé yo solo», reconoce
Con el pasos de los días, y ante la «buena» respuesta de la clientela, ha ido rescatando a trabajadores del ERTE al que ha tenido que acogerse. «En estos momentos sólo tengo en el ERTE a dos cocineros y a uno de ellos lo 'sacaré' la semana que viene», dice con cierta satisfacción por el hecho de ir completando la plantilla de empleados con la que contaba antes del estado del alarma.
Algo que, sin duda, es señal de que el negocio recupera tono. En estos primeros días «la experiencia está siendo buena», sostiene Jesús Ángel. «Se nota que la gente tenía muchas ganas de salir de casa», apunta. El problema, como el de otras muchas terrazas, son las limitaciones en cuanto al aforo. «Necesitamos más mesas, porque no tenemos para toda la demanda», asegura para plantear una ampliación del espacio de terrazas en zonas con amplitud. En su caso coloca los veladores en el Pasaje Díaz, que «ya ves que es grande». «Manteniendo la distancia aún puedo poner alguno más de los que tengo y lo mismo, por ejemplo, se podría hacer en el paseo del Mercadal», sostiene.
Con «ganas» también de empezar a servir adentro Jesús Ángel repasa los dos meses de confinamiento como un tiempo aprovechado para hacer una puesta a punto del local. «Hice limpieza a fondo, pinté la cocina, hice inventario...», relata de esas semanas en las que se sumó a otros hosteleros de Calahorra para preparar menús para el personal sanitario y sociosanitario. Aunque «al final te llegas a 'apurar' porque los gastos siguen y no sabes qué pasará», confiesa. /Informa Isabel Álvarez
Carlos Belaza | Cafetería Génesis (Logroño)
Ante todo, quiere ser «positivo». Porque Carlos Belaza, hijo del propietario de la Cafetería Génesis en la logroñesa calle Gran Vía, admite que los dos últimos meses «y cuatro días» que ha tenido su establecimiento cerrado «han sido muy duros mentalmente».
«Los hemos sobrellevado con mucha paciencia y aprovechando para estar con los hijos», algo extraño para profesionales de la hostelería como él, acostumbrados a encadenar muchas horas trabajando fuera de casa.
El pasado lunes, el Génesis volvió a subir la persiana, una semana después de lo que lo podía haber hecho, tras la entrada de La Rioja en la fase 1. «No abrimos la semana pasada porque hizo mal tiempo y no tenemos cerramiento de terraza», justifica. Pero con las temperaturas casi veraniegas de esta semana, ha vuelto a sacar mesas y sillas a la Gran Vía y a reencontrarse con sus clientes.
«La gente tenía muchas ganas de salir a la calle y estamos trabajando muy bien», asegura. «Aquí funcionamos según el tiempo. Si hace bueno, hay mucho movimiento», resume. Eso sí, no oculta que la terraza del Génesis en la fase 1 consta de la mitad de las mesas y que de los 5 trabajadores con que cuenta esta cafetería, sólo se encuentran en activo por ahora 2. «No da para más», reconoce. En su caso, sostiene que «si el tiempo acompaña, las perspectivas son buenas». «Aunque la gente tiene que ser responsable para que no volvamos hacia atrás», subraya a renglón seguido.
Por el momento, dice que en su local «los clientes se comportan de una manera muy correcta». «Respetan, porque muchos son de edad avanzada y, como tienen miedo, procuran mantener las distancias», comenta. El camino hacia la 'nueva normalidad' les ha exigido adoptar algunas medidas en el establecimiento. Además de reducir el número de mesas de la terraza al 50%, «desinfectamos estas y las sillas cada vez que se van los clientes que las ocupan, disponemos de geles hidroalcohólicos en el aseo y los dos trabajadores, tanto el que sale fuera a atender como el que está dentro, llevamos pantallas protectoras», ilustra. Quieren poner todos los medios «para no retroceder y porque hay ganas de normalidad». / Informa Pilar Hidalgo
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Fernando Morales y Sara I. Belled
Sergio Martínez | Logroño y David Fernández Lucas | Logroño
Javier Campos | Logroño y David Fernández Lucas | Logroño
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