La nueva normalidad... con el coronavirus: la hostelería

Bares y restaurantes, tras un cierre que ha supuesto una caída del 30% de la facturación del año pasado, trabajan para volver a llenar sus locales... con distancias de seguridad de 1,5 metros

Javier Campos

Logroño

Domingo, 21 de junio 2020, 09:22

De los primeros en cerrar y de los últimos en abrir... y con una de las facturas más gravosas dadas las circunstancias. El sector de la hostelería fue uno de los que antes notó el impacto del coronavirus y, junto al de la hotelería ... con el que se da la mano, será uno de los últimos en recuperarse de la pandemia. También, y sobre todo, en la tierra con nombre de vino, tan entregada al buen comer y al mejor beber. La 'nueva normalidad' hostelera en La Rioja llega, por ejemplo, con la apertura de La Laurel –también de la San Juan–, santo y seña del pincho y el vino más allá de Logroño.

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Bares y restaurantes bajaron la persiana antes de la declaración del estado de alarma el 14 de marzo; hoteles y otros alojamientos la bajaron después, aunque ya se habían quedado sin huéspedes ni reservas. El confinamiento dejó imágenes nunca vistas tales como las principales zonas de ocio cerradas a cal y canto y con calles desiertas del todo. Y la desescalada, de la misma manera, dejó claro que si alguien desescalaba eran los establecimientos hosteleros.

Primero, las terrazas al aire libre; luego, las mesas del interior; y, por último, las barras... La vuelta a la actividad, así, ha sido –y será– progresiva como ninguna. Y es que el sector, tan clave para la economía más doméstica como vulnerable, depende de las 'aglomeraciones' de personas cuando, precisamente, eso es lo que hay que evitar para frenar tanto la propagación del SARS-CoV-2 como posibles rebrotes. Las llamadas a la responsabilidad son constantes.

Algunos datos

9.000 personas trabajan de manera directa en hostelería en La Rioja, según la patronal.

9% del PIB riojano representa el sector de la hostelería, según la misma fuente (FER).

Los profesionales del sector dan por hecho que la normalidad llegará muy lentamente… y a expensas de saber qué pasa con el ocio en general. «Va a costar mucho si es que conseguimos volver a algo parecido a lo de antes», sentencia Francisco Martínez-Bergés, desde Hostelería Riojana de la FER. Bares y restaurantes, grandes y pequeños, no sólo tendrán que digerir sus dos meses de cierre, tres en algunos casos, sino que también tendrán que hacer frente a notables medidas de seguridad y a una segura caída del consumo. De entrada, el desplome en el negocio se cifra hasta en la mitad. Y el 30% perdido respecto al pasado año ya no volverá...

La hostelería, en cualquier caso, desde su reapertura en la fase 1, el 11 de mayo, ha dudado. Cuestión de restricciones para las que, desde el principio, se ha pedido flexibilidad ante la evolución favorable de la emergencia sanitaria. La patronal hostelera riojana presentaba a finales de mayo ante las administraciones públicas un manifiesto en el que demandaba diálogo y una mayor comprensión ante las demandas del sector, que se considera «el más perjudicado» por la crisis económica y por las medidas adoptadas. Y es que los aforos, que limitaban –y limitan– las posibilidades, siempre han estado sobre la mesa.

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Hostelería Riojana, al respecto, recordaba la importancia económica de la hostelería, cuyo peso en el PIB riojano supera el 9% y en el que trabajan, de manera directa, más de 9.000 personas... muchas de las cuales han estado –y están– en ERTE. «Aún quedan muchas, por eso seguimos pidiendo que su recuperación pueda ser paulatina y hasta final de año», sostiene Martínez-Bergés.

La llamada 'nueva normalidad' para el sector supondrá un nuevo escenario en el que la aspiración será volver a llenar sus locales... manteniendo una distancia de seguridad de 1,5 metros (en vez de dos).

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El metro y medio (aplicable, por ejemplo, entre las mesas de las terrazas o comedores y entre los clientes en las barras) será el 'tope' que las comunidades podrán compatibilizar con fijar los porcentajes de aforo. Algo que en la práctica, y según la patronal riojana, «nos dejará igual que estábamos, pues los aforos, en el fondo, vienen determinados por las distancias y difícilmente se podrán ampliar».

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