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La veraniega mañana propició que muchas familias se acercaran al parque logroñés a pasar el día.

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La veraniega mañana propició que muchas familias se acercaran al parque logroñés a pasar el día. Juan Marín

A La Grajera en cuatro ruedas

Pocos visitantes acuden en vehículo al pulmón verde de Logroño en el primer fin de semana de la reapertura de su aparcamiento

Domingo, 21 de junio 2020, 14:31

Con una luminosa jornada y temperaturas que presagiaban el desembarco del inminente verano, La Grajera recibió este sábado al primer fin de semana en que sus visitantes podían acceder al parque en vehículo. La reapertura del aparcamiento de esta gran zona recreativa situada en las inmediaciones de Logroño es otro signo más de que La Rioja entra desde hoy en la nueva normalidad.

Oficialmente, la reapertura del parking de La Grajera se produjo el pasado lunes; si bien se esperaba que tanto este sábado como este domingo, coincidiendo con el fin de semana, registrara la mayor ocupación.

Sin embargo, esta distó mucho de llegar a los niveles de lo que hubiera sido normal en un día de junio de la era pre-pandemia. A mediodía de este sábado apenas dos hileras de coches permanecían aparcados en el área de parking. Así, muchos de los que se acercaron hasta este pulmón de la capital riojana pudieron dejar su vehículo en sombra.

«El fin de semana pasado intentamos venir en coche porque el niño, como es pequeño, con la bici no es capaz de llegar hasta aquí; pero nos tuvimos que dar la vuelta porque el aparcamiento aún permanecía cerrado», comentó Ana Cuezva.

Eso sí, a la segunda ya fue la vencida y ayer los padres de Simón pudieron cargar su bicicleta en el coche y sacarla para que el pequeño pedaleara por los alrededores del pantano. Las ganas por volver a disfrutar de este entorno eran tremendas en esta familia, ya que entre el invierno y el confinamiento, no habían pisado La Grajera desde el pasado otoño. «Es un lugar increíble para pasear, andar en bici o jugar con la arena», indicó el padre, Iván Ruiz.

Juan Marín
Imagen principal - A La Grajera en cuatro ruedas
Imagen secundaria 1 - A La Grajera en cuatro ruedas
Imagen secundaria 2 - A La Grajera en cuatro ruedas

Así que este sábado no lo dudaron un segundo. «Vivimos en la zona sur de Logroño y, como nos pilla cerca y aprovechando el buen tiempo, hemos decidido venir a pasar la mañana en familia en un sitio tan espectacular como este y para evitar estar también en espacios con mucha gente», señaló el progenitor.

La misma idea les rondó a Silvia Pino y Raúl Velasco para que su hijo, Alejandro, de 7 años, «hiciera un poco de ejercicio». Vecinos de El Arco, en su caso sí que se habían acercado a La Grajera, pero andando una vez que se permitieron los paseos.

«En estas semanas previas habíamos venido por el Camino de Santiago», apuntó la madre. Pero este sábado, dado que ya se podía aparcar en el parking, optaron por traer el coche ya que «el camino está muy demandado». No en vano, si bien por el entorno del embalse se veían muchos paseantes y ciclistas, fue muy escaso el trasiego de vehículos en las horas centrales del día.

Silvia, Raúl y Alejandro pretendían dar la vuelta al pantano en familia. «Hemos venido para salir de la ciudad, evitar la concentración de gente y porque en La Grajera hace más fresco», argumentó Raúl.

Además, aseguró que dar la vuelta al embalse confiere una «sensación de libertad», que es algo que en los últimos meses ha cobrado un gran valor tras el confinamiento.

Juan Marín
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Mesas y bancos

Pese a la apertura del aparcamiento, las mesas y bancos de la zona arbolada continúan precintados. Así que la familia Mendizábal-Medina se trajo su propia mesa con sillas (además, de las inexcusables tarteras) para pasar el día en La Grajera. «Estábamos esperando a que abriesen el aparcamiento para venir con la niña, de 2 años, porque nos gusta mucho y ella disfruta con los animales», aseveró el padre. Esta familia vive en Logroño, los abuelos en Rincón de Soto y ayer padres, niña y abuelos se reunieron en esta zona recreativa de la capital riojana.

«Como hace buen día, pasaremos juntos la jornada, comeremos, daremos una vuelta y estaremos hasta que la nieta 'reviente' a la abuela», decía irónico el abuelo. Y es que se han echado mucho de menos. «Después de dos meses haciendo videollamadas a diario, el primer día que pudimos venir a Logroño a verla le dimos un gran sorpresa y se puso como loca», recordó el yayo.

Este sábado, la pequeña Vera pudo volver a ver a los cisnes y a las ardillas. La vida vuelve a ser algo más normal.

Los asadores y juegos infantiles continúan precintados

El aparcamiento del parque de La Grajera, así como los aseos, abrieron a los visitantes el pasado lunes.

La medida se implantó porque se reanudó la actividad de la concesionaria del bar municipal de La Grajera, que detenta el propietario del restaurante 'La Cabaña del Tío Juarvi'.

No obstante, los asadores y los juegos infantiles continuaban ayer precintados. También las mesas y los bancos para sentarse. De hecho, resultaba extraño observar toda la zona de bosque que rodea al embalse vacía, cuando en un fin de semana de junio de cualquier otro año hubiera estado abarrotada de familias y cuadrillas de amigos compartiendo un almuerzo y una partida de cartas.

La imagen en pandemia de esta emblemática zona verde de la capital riojana seguía siendo ayer la de un pulmón natural donde hacer deporte, sentir la naturaleza y tomar distancia de la cercana ciudad. Pero sin poder compartir en torno a una mesa con los más allegados.

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