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Con errores, que nunca se han negado, el Gobierno de La Rioja niega la mayor, pero también la chica: «No se ha desatendido a ningún residente mayor, pero, además, tampoco se ha abandonado a su suerte a ninguno de los centros». De hecho, ... el Ejecutivo regional puso en marcha, tras el decreto del estado de alarma, un operativo destinado a garantizar el suministro de materiales de protección a 33 residencias y centros sociosanitarios, al que ha destinado 503.709,84 euros para abonar las 100.465 mascarillas, 43.257 batas (13.598 reutilizables), 250 buzos, 525.654 guantes (124.290 de nitrilo), 17.837 pantallas, 200 garrafas de 5 litros de hidroalcohol, 1.788 delantales, 36.720 gorros, 44.401 calzas y 4.032 gafas entregadas.
Los primeros envíos se produjeron el 19 y el 23 de marzo y los beneficiarios fueron todos los centros, aunque solo tres de ellos –La Residencia de Lardero, 'Los Manitos' de Calahorra y el CAPDP (Centro de Atención a Personas con Discapacidad Psíquica) Santa Lucía de Fuenmayor– los gestiona la Comunidad Autónoma.
«La preocupación del Gobierno de La Rioja ha estado en procurar el bienestar y la protección de todos los residentes en esos centros y sus trabajadores», resalta Santiago Urizarna, director general de Dependencia, Discapacidad y Mayores, que aclara que «el responsable de suministrar los Equipos de Protección Individual (EPI) a los trabajadores es la empresa gestora».
El cruel estallido de la pandemia convirtió el material de protección en la herramienta esencial de defensa. «Había una situación de falta de material, además de carestía, ya que veíamos mascarillas FPP2 a más de 11 euros la unidad, e incluso de tardanza en las entregas, con retrasos de hasta un mes; por eso, el Gobierno de La Rioja optó por auxiliar a todos los centros y garantizarles los suministros adecuados y suficientes», explica Urizarna sobre un dispositivo coordinado entre las consejerías de Servicios Sociales y de Salud. «Las entregas se hacían dos veces por semana al principio, porque no sobraba el material, pero cuando ya tuvimos mayor capacidad se establecieron repartos semanales pero con más unidades», resume el director general, que aclara que el calendario establecido se fijó según las necesidades y peticiones trasladadas: «De hecho, algún centro no recibió nada hasta abril porque tenían suficiente material en stock o no lo necesitaba con urgencia al no tener casos positivos».
«No hubo –asegura– desatención a nadie y logramos normalizar la situación que en los primeros días, efectivamente, fue muy complicada, gracias a este operativo que, pese a que las últimas entregas se realizaron el 14 de mayo, cuando ya los centros tenían la certeza de poder abastecerse en el mercado ordinario con sus proveedores habituales, sigue abierto».
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