«Dallas no tiene nada que ver con ciudades como Nueva York o San Francisco, la incidencia del coronavirus es mucho menor. Aquí se actuó con bastante celeridad en el cierre de bares, restaurantes y gimnasios, que descargan el 80% de la interacción social ... de la ciudad, y el confinamiento en tu casa de 150 metros y con jardín es más sencillo», comenta desde la distancia Javier García del Moral.
La mayor preocupación de este ingeniero volcado en los libros y la hostelería son sus dos negocios. «He tenido que desemplear a 20 personas en un restaurante que abrimos en enero, 'Sketches of Spain', y que ahora dedicamos a hacer comida para llevar. Afortunadamente la librería ('The Wild Detectives') tiene bastante reconocimiento y vendemos 'on line', y eso nos ayuda a pagar algunos costes». A su favor juega el apoyo vecinal. «En nuestro barrio -explica- la gente se ha volcado mucho con los negocios locales y eso está ayudando muchísimo. Se ha generado una sensación de comunidad».
En el aspecto sanitario tampoco está tranquilo. «Aquí tengo un seguro médico, pero si precisas ingreso hospitalario es fácil que tengas que gastarte entre 4.000 y 5.000 dólares. El sistema sanitario es usurero y miserable, te fríe a facturas. Si vivieran aquí mis padres estaría muy preocupado».
Afortunadamente su familia está bien. Sus contactos con España son continuos. «Todos se han tomado el confinamiento muy en serio y están bien, aunque dos amigos cercanos han perdido familia», lamenta.
A García del Moral le cuesta valorar esta situación. «Es tan abrumadora -dice- que no he conseguido gestionarla ni sacar conclusiones. Quizá lo que más me sorprende es la facilidad con la que nos adaptamos a una situación que hace unos meses nos hubiera parecido apocalíptica. Pero no tengo ni idea de lo que pueda salir de aquí, ojalá sea bueno».
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