Día 19: Examen sorpresa
Diario de una cuarentena rural ·
«Es un bichito morado, que vive en su castillo, que es morado y rosa. Es malo, porque se mete por la nariz y por la boca y te pones malito. Ahora está descansando en su castillo. Lo sé todo»Secciones
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Diario de una cuarentena rural ·
«Es un bichito morado, que vive en su castillo, que es morado y rosa. Es malo, porque se mete por la nariz y por la boca y te pones malito. Ahora está descansando en su castillo. Lo sé todo»Ayer los gallos cantaron una hora antes. Ese es (para madrugadores irredentos) uno de los placeres de levantarse antes que el sol: escuchar con un café en la mano el que durante siglos ha sido el despertador de millones de personas. Pero paradójicamente, aunque ... al día de ayer le robamos una hora que descontamos también del confinamiento del estado de alarma, fue una jornada especialmente intensa, especialmente larga pese a que que solo había 23 horas que rellenar. Y las niñas eligieron que tocaba 'grabar' la segunda temporada de Master Chef. Sin pretensiones, que nosotros somos más de 'León come gamba' que de esferificaciones y espumas de extraños colores e insólitos sabores.
Exoneradas de tareas colegiales (los fines de semana siguen siendo fines de semana también en tiempos de coronavirus) y después de desayunar (otra vez) con La Familia Addams (ya nos sabemos los diálogos y Henar tiene una especie de síndrome de Estocolmo que le lleva a empatizar con los malos de las películas, de todas), empezaron a configurar un menú que puso en jaque al viejo horno de Sorzano: pan (que para ser nuestra primera vez el resultado fue más que aceptable), cookies de chocolate (una bomba de calorías y de grasas debidamente racionadas y puestas ahora bajo llave), bizcocho y pizza. Todo con la ayuda de una vieja Thermomix, que también se ha apuntado a la cuarentena sorzanera y lo está dando todo.
Exhausto, cuando el horno comenzó a enfriarse, eran más de las cuatro de la tarde, con lo que todo se fue retrasando un poco en la rutina de un domingo que se acabó convirtiendo en una oda al sofá durante toda la tarde mientras los mayores mirábamos de reojo los periódicos intentando evitar que Valentina (Henar no sabe o no quiere saber leer, no lo tenemos del todo claro) leyera alguno de los titulares más drásticos. Así que para saber exactamente cuál es el estado de la cuestión, para saber cuánto saben ellas, ayer hubo examen sorpresa mientras Las Calaveras (cosas de adolescentes) hacían una videollamada para hablar de sus cosas.
Valentina, que parece que va para periodista (o para gallega o, incluso, para política), responde preguntando. «¿Por qué hay tantos fallecidos y hospitalizados?». Esa no es la pregunta. «Sé que es malo, que hay mucha gente mala, que no tengo que acercarme a la gente que tose mucho y que me tengo que lavar las manos». Henar lo tiene bastante más claro: «Es un bichito morado, que vive en su castillo, que es morado y rosa. Es malo, porque se mete por la nariz y por la boca y te pones malito. Ahora está descansando en su castillo. Lo sé todo». Pues eso.
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