Secciones
Servicios
Destacamos
«Imagínate la peor resaca que has tenido y luego la multiplicas por cien». Así de gráfica es Naiara Aranzubia, profesora del IES Valle del Oja de Santo Domingo de la Calzada. Ella formó parte del primer contingente de docentes del centro que recibieron la ... vacuna de AstraZeneca. El pinchazo fue hace una semana y aún arrastra «dolores intermitentes de cabeza», que supera a base de paracetamol, lo que le tranquiliza. Su cuerpo, recuerda, tardó doce horas en responder al fármaco. «Me fui a la cama algo mareada y por la mañana me levanté como si tuviera una gran resaca, gran dolor de cabeza durante 24 horas y mucho cansancio a lo largo de varios días».
Ella es una de las más de 7.500 personas que han recibido una dosis de AstraZeneca en la región, que se ha administrado al colectivo de trabajadores esenciales (fuerzas y cuerpos de seguridad, servicios de emergencia, docentes...) y esas 320 reacciones adversas notificadas por Salud van desde esa 'gran resaca' que describe Aranzubia hasta leves síntomas de cansancio o dolor de cabeza. Lo que no ha provocado, al menos no entre los consultados por Diario LA RIOJA, ha sido miedo. En todo caso incertidumbre por el parón que sufrirá el proceso de vacunación o por qué pasará con su segunda dosis (diez semanas después de la primera).
Noticia Relacionada
Es lo que traslada Sergio Fernández, profesor del IES Escultor Daniel de Logroño: «No tuve ningún síntoma y me da rabia la situación. Parece que hay una campaña de desprestigio hacia esta vacuna cuando los efectos pueden ser los mismos que los de Pfizer o Moderna. Lo único que quiero es que me pongan la segunda dosis (programada en su caso el 1 de junio), aunque algunos compañeros sí tenían cierto miedo».
Sergio Fernández. IES Escultor Daniel
Belén Marín Palacios, enfermera y profesora de la Escuela de Enfermería cree que este parón no es en sí una mala noticia. «Toda precaución es poca y ante la mínima sospecha, hacer un parón es bueno». Ella fue una de las primeras en recibir una AstraZeneca en La Rioja (12 de febrero) y defiende que la «evidencia científica» base la decisión de qué hacer con la vacuna, aunque asume que se ha podido generar «cierto rechazo» hasta el fármaco de la Universidad de Oxford.
A principios de este mes se vacunó a la Policía Local de Alfaro (muchos de ellos con el lote sospechoso). No en el caso de David García. Tuvo efectos secundarios más propios de una noche de fiesta, reconoce. «Doce o quince horas», recuerda. «No tengo ninguna duda sobre la vacuna y no la tendré cuando me toque la segunda dosis», completa.
Isabel Robredo. Escolapias
Charly San Martín, profesor logroñés del centro San Antonio de Padua de Zaragoza, e Isabel Robredo, docente en el colegio Escolapias de Logroño, son las dos caras de la suspensión de la vacunación. La segunda estaba citada ayer. «El lunes me dijeron hacia las 15 horas que me tocaba el martes, pero poco después suspendieron la vacunación. Algún compañero se quedó sin vacuna mientras esperaba en el San Pedro», asegura. «Quiero ponérmela cuanto antes y que lleguen vacunas para todos», confiesa asumiendo que «si ha pasado los filtros europeos será porque es segura, aunque hay compañeros intranquilos».
San Martín, por su parte, recibió la primera dosis de AstraZeneca a las 17.15 horas del lunes, apenas una hora antes de que se decretase la suspensión de la vacunación con medicamentos de la firma británica. «No pienso en que haya sido mala suerte, me siento afortunado por haberla recibido», explica este docente. Reconoce que se ha levantado con «agarrotamiento de los músculos, dolor de cabeza y malestar general», al igual que otros de sus compañeros, aunque alguno no ha presentado ningún efecto secundario. «A pesar de la paralización, no dudaría en vacunarme de nuevo. Creo que habrá más personas en este último día que hayan sufrido una caída o un accidente tras inmunizarse que los que han padecido trombos», resume.
Belén Marín. Enfermera
Como él, pero en La Rioja, Sara Salguero y Rebeca Olloqui, del IES Valle del Oja, fueron algunas de las últimas vacunadas con las dosis británica. «No, no me da miedo», dice la primera desde el centro educativo y sin efectos secundarios. «Lo barajé y lo sopesé todo, confío en la vacuna y también hay parte de responsabilidad social en la decisión», comparte considerando que el mejor antídoto para el miedo que se haya podido generar es una «mayor transparencia».
A Olloqui, por su parte, la vacuna le ha ganado: «Estoy como cuando empiezas con una gripe, como con una mala resaca», confesaba. Su mayor intranquilidad, en todo caso, es la segunda dosis. «La tengo programada el 7 de junio y el 19 hay oposiciones: «Tenía ganas de que me vacunaran cuanto antes, sobre todo porque las oposiciones son el 19 de junio y quería que la segunda dosis lo más lejos posible de del examen». El tiempo le dará una respuesta.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.