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Los sentimientos estaban a flor de piel. Tocaba preparar la iluminación, proveer de bebidas las estanterías, elaborar largas listas de reproducción con los éxitos más demandados del panorama musical, desempolvar los mandiles y reencontrarse con los compañeros tras dieciocho meses en casa. La reapertura del ... ocio nocturno era una realidad y la acogida por parte de la juventud riojana sobrepasó las expectativas generadas por los trabajadores del sector, ya que miles de jóvenes salieron de nuevo a las calles para celebrar que la normalidad empezaba a llamar a la puerta llenando las pistas de baile de unas discotecas que vivieron con euforia e ilusión su vuelta al cole particular.
Hubo gente de principio a fin. Desde la 1.00 hasta las 6.00 horas. Algo que no solía ocurrir antes de la pandemia. «Estamos notando que los jóvenes llegan a las discotecas mucho antes», manifestaba el propietario de la sala Macao y representante de las Discotecas, Salas de Fiesta y Ocio Nocturno de La Rioja, Antonio Cendra. Unos de los más 'tempraneros' fueron Andrei y Brandon. Los dos jóvenes, de 20 y 18 años, bailaban sin cesar con su grupo de amigos en un espacio reservado anexo al escenario de la discoteca logroñesa. «Hemos preferido coger un reservado para estar más tranquilos, hoy saldrá mucha gente y no nos queremos confiar», aseguraba Brandon provisto de su mascarilla. Y es que, a pesar de que la reapertura del ocio nocturno mostraba una estampa esperanzadora, no hay que olvidar que el COVID-19 sigue campando a sus anchas entre la población. Por ello, y con el objetivo de prevenir antes que curar, se recordaba sin tregua por megafonía que las mascarillas y la distancia de seguridad eran obligatorias dentro de todas las salas de la comunidad.
La noche fue avanzando y los grupos de jóvenes empezaron a desfilar en procesión hacia las grandes salas de la capital. «Hoy la vamos a liar para celebrar que los bares han abierto hasta tarde, pero lo mejor es que ya no tenemos que bajar al parque del Ebro porque ya han abierto las discotecas», confirmaba Rubén, otro de los jóvenes que no quisieron perderse el estreno de la nueva normativa.
Algo que tampoco pudo faltar en la primera noche oficial de reapertura fueron las largas colas a las entradas de los locales. Alba y Sara aguardaban pacientes su turno. «Hace más de dos años que no entramos a una discoteca y lo echábamos de menos», relataba una de ellas.
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Pero la apertura de los bares y discotecas no solo implicaba el disfrute de los más juerguistas, sino que gracias a ella muchos trabajadores del ocio nocturno volvían a primera línea. Después de un año y medio de un ERTE que parecía no tener fin, los camareros se ponían de nuevo manos a la obra. Daniel fue uno de ellos. El camarero de la sala Macao ponía copas a destajo a los jóvenes que se acercaban a estrenar la apertura del ocio nocturno. «Estamos muy contentos e ilusionados, necesitábamos abrir ya. La gente quería volver a las discotecas y estamos teniendo una acogida sorprendente». Pese a la emoción inicial, el trabajador apelaba a la responsabilidad individual para que «la cosa vaya bien y no tengamos que volver a cerrar, ya que estos meses han sido muy duros para nosotros, hemos sentido una enorme incertidumbre».
Una queja compartida por Antonio Cendra: «Nos enteramos de que podíamos abrir nuestros locales el pasado miércoles y lo hicimos a través de la prensa. Hemos tenido que sacar corriendo a nuestros trabajadores del ERTE, así como proveer la discoteca sin esperar, para nada, la enorme afluencia de clientela que estamos teniendo». Aun con todo, y tal y como relata Eduardo Pérez, de la sala Suite, «me hace mucha ilusión ver nuestro negocio abierto, volver a encontramos con nuestros clientes y dar empleo a mucha gente joven que necesita trabajar en estos momentos tan complicados».
«El viernes, en la primera noche de apertura hasta las 4.00, la gente aguantó hasta el final. Había muchas ganas y habría estado lleno, pero son fiestas de Arnedo», comenta Javier Álvarez, que regenta con su hermano Alfonso el CUE de Calahorra desde hace seis años.
Para anoche tenía incluso reservas de mesas para la tarde. La ampliación de horarios coincide con los festejos arnedanos y eso se nota, como siempre.
Hasta ahora, la clientela estaba en las mesas y sillas y había espacios determinados en la barra para pedir. El negocio no tiene terraza y tuvo que funcionar como cafetería con horario especial para subsistir durante la pandemia. Pidió utilizar parte de un aparcamiento, pero fue denegado y acaban de otorgarles la licencia para una parcela cercana, aunque ya es tarde.
Al local, con capacidad para casi 200 personas, acuden clientes de 20 a 40 años y han respondido durante estos meses, pero ansiaban la ampliación de horario y poder estar de pie, bailando. Antes de la crisis sanitaria abría de 00.00 a 4.00 horas.
«La gente iba a cenar, luego se tomaba un cubata en una terraza y cuando llegaba al bar era momento de cerrar por las restricciones», indica Javier, que añade que «con este nuevo horario se evitarán las fiestas ilegales e ir a los huertos, algo que nos ha hecho mucho daño». Informa Sanda Sainz
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