Si Dios no existe, nosotros somos Dios
Gacetilla de un tipo confinado (XXXIX) ·
La luz de la mañana me recordó a la del lago Ammer en el verano de 1945: «Nunca habíamos visto tantas mariposas comerse las coles»Secciones
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Gacetilla de un tipo confinado (XXXIX) ·
La luz de la mañana me recordó a la del lago Ammer en el verano de 1945: «Nunca habíamos visto tantas mariposas comerse las coles»Los viejos alemanes que sobrevivieron a la guerra aseguraban que nunca habían visto tantas mariposas como en el verano de 1945. «Pero eran parásitos y se comían las coles», recordaba Michael Hansen, un joven oficial norteamericano de origen germánico que cumplía una misión: averiguar el papel del eugenista Alfred Ploetz en el exterminio de millones de personas merced a sus teorías sobre la llamada higiene racial. Ésta es la base de la novela 'Icaria', escrita por Uwe Timm y en la que a través de las indagaciones de Hansen con un antiguo discípulo de Plotez, se sumerge en las razones que llevaron a unos socialistas utópicos a convertirse en adalides de Holocausto.
La luz de la mañana de ayer me recordó vagamente a la del lago Ammer, donde se instaló Hansen para buscar a Wagner, el viejo alumno del eugenista: «¿Cuándo vio al doctor Ploetz por última vez? –En el treinta y seis. Justo acababan de proponerlo para el Premio Nobel de la Paz».
Maldita ironía. Alfred Ploetz, darwinista convencido en su juventud, fundó varias sociedades secretas inspiradas en 'Icaria', una utopía de Étienne Cabet, un teórico francés que creó en Estados Unidos un movimiento de colectivos comunistas en los que se eliminaba la propiedad privada en pos de la igualdad.
Maldita locura. Los que experimentaban a ser Dios creando la utopía de una sociedad de hombres perfectos derivaron en una pesadilla de muerte y desolación. Hansen caminaba por los restos de una sociedad que se había convertido en un mar de ruinas. «Por la carretera, columnas de prisioneros alemanes. Aspecto desharrapado. Resulta difícil creer que esa masa gris haya estado a punto de dominar Europa».
Nada es insustancial en el relato de Uwe Tim, al que conocí por una novela que no he leído todavía, 'Tras la sombra de mi hermano', en la que recorre las afinidades de su propio hermano, soldado de la SS, con las salvajadas nazis en Ucrania. Por eso el viejo alumno de Ploetz se llama Wagner y recuerda algunas de sus palabras: «Si Dios no existe, nosotros somos Dios».
Las autoridades nacionalsocialistas escogieron al doctor Ploetz como parte de un comité de expertos para establecer los mecanismos de reproducción de la raza, la eliminación sistemática de los errores genéticos para crear la sociedad perfecta: Icaria o la utopía.
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