«Me dijeron que ya no era peligroso y que podía volver a trabajar»

Cuenta Ignacio García que el pasado día 3 de enero se empezó a encontrar como resfriado y ya cuando el día 5 padecía fiebre se hizo un test y dio positivo. Al parecer, un familiar asintomático le había contagiado en la comida de Año Nuevo. «Llamé a Salud, me apuntaron como positivo y el lunes, que debía haberme incorporado a trabajar, me llamó una médico para alargarme la baja hasta el viernes», explica.

Durante toda la semana pasada los síntomas remitieron, que no desaparecieron. Ayer aún tenía mucosidad, se notaba cansado y se le percibía congestionado al hablar. Sin embargo, «el pasado viernes me dieron el alta, a pesar de que aún tenía tos y mocos, y de que el domingo me siguió dando positivo un test, llamé y me dijeron que ya no era contagioso y que podía volver a trabajar».

Al menos, dentro de lo que cabe, al dar clase de Educación Física, puede ejercer al aire libre y mantener distancia con sus alumnos. «Por supuesto, llevo mascarilla, desinfecto el material, guardo distancia... y poco más puedo hacer», confiesa, porque, añade Ignacio, «no me he planteado no ir al trabajo porque, me imagino, podrían expedientarme si falto».

Ignacio García recibió la segunda dosis de la vacuna en junio de 2021 y debía haber recibido la tercera este mes de enero pero, al contagiarse por vez primera de COVID-19, deberá esperar a febrero para recibir la dosis de refuerzo. «Ahora estoy más cansado, he tenido fiebre y la forma física baja, pero no sé hasta qué punto es del virus», explica. Lo dice un joven de 31 años con un físico envidiable; hace un mes ganó el Medio Maratón de La Rioja.