
La vuelta a la nueva normalidad también se hace en piragua y en kayak. La desescalada, que ha llegado al Ebro a golpe de remo, se deja sentir desde hace varias semanas en el río a su paso por Logroño, donde los aficionados a la 'pala' van y vienen con sus vivos colores aguas arriba, aguas abajo. La imagen, en la que no pocos han reparado durante los pasados días de mayo y mayoritariamente con buen tiempo, es una prueba más del paso firme con el que avanza el desconfinamiento... y no solo por tierra o aire.
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Primero, fueron los deportistas (federados o no, aunque generalmente de alguno de los clubes riojanos), que desde el 4 de mayo pudieron volver a surcar el río tras más de mes y medio confinados; después, la empresa de actividades de ocio, deportes en la naturaleza y turismo activo que trabaja en el Ebro a su paso por la capital regional (solo hay una), que una semana después pudo volver a ofertar sus servicios.
Y es que la denominada 'navegación de recreo' también estaba incluida en el plan de desescalada del Gobierno de España, desde las fases 0 y 1, dependiendo de las características de la práctica en sí, y así lo han hecho tanto unos como otros. «Había muchas ganas de echarse al río, sí», resume Miguel Ángel Ducrós, del Club Mansilla de Piragüismo y uno de los referentes del remo por estas tierras -que habría que decir por estas aguas-.
En su caso, como en el de otros compañeros, el lunes 4 madrugó -él siempre lo hace- para desentumecer los músculos en su Ebro y al aire libre -tras semanas de cuarentena- iniciando su particular proceso de alivio en pleno estado de alarma por el COVID-19. Y es que si el sábado pudieron ser los deportistas de disciplinas individuales en tierra los que dieron el primer paso, 48 horas después les tocaba a los que desarrollan su deporte en el agua... con el piragüismo en aguas tranquilas a la cabeza. Tanto en uno como en otro caso, eso sí, se siguieron los horarios establecidos para ello... y desde el miércoles pasado, en cualquier momento del día.
«Para mí, que estoy prejubilado, el día a día es bajar al río, con lo que se puede decir que yo ya estoy en la que es mi nueva normalidad», bromea Ducrós, que el sábado pasado, a primera hora, se citaba con otros piragüistas de su mismo club para entrenar y, de paso, poder ser retratados en su vuelta entre puentes por Diario LA RIOJA. Siempre siguiendo las recomendaciones y consejos de la Federación Española de Piragüismo -vía Riojana- basados en la salud, las distancias de seguridad y las medidas higiénicas ante la vuelta a los entrenamientos.
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Ducrós explica que en la sede que el Club Mansilla y el de Kayak comparten en el Adarraga se cumple con todas las condiciones de prevención frente al coronavirus. «El material es individual y particular, no hay aglomeraciones, vienes cambiado de casa y, al salir del río, limpias todo con mucho cuidado, lo que ya se hacía antes con celo pues es material caro...», cuenta Ducrós, quien además añade que la distancia interpersonal en el agua son 10 metros y solo cada piragua son ya más de cinco. Además, y para mayor seguridad, no se están sacando las embarcaciones de equipo -ni K2 ni K4-.
Con la competición deportiva suspendida, y a la espera de la evolución de la situación, la práctica del remo 'local' de momento se limita al tramo del Ebro comprendido entre el Cuarto Puente -o de Sagasta- y el de Piedra -hoy en obras-.
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A la vez que los piragüistas, en el río también pueden verse desde el pasado 11 de mayo los kayaks y las tablas de Rafting Rioja, empresa especializada en actividades de ocio, deporte en la naturaleza y turismo activo. «De momento estamos trabajando con grupos de gente de aquí, porque la movilidad interprovincial aún no es posible, pero incidimos en nuestra idea de siempre de que también los riojanos conozcan y redescubran el Ebro», asegura el responsable de la firma, Jorge Maza.
Debido a la pandemia, desde Rafting Rioja se han tomado una serie de medidas basadas en los protocolos de la Asociación Nacional de Empresas de Turismo Activo (Aneta). Y ello de cara a un verano en el que, tras una primavera inexistente, tienen depositadas muchas expectativas habida cuenta de que la crisis sanitaria igual hace que el turismo interior sea el centro de las miradas vacacionales. «Lo veo como una gran oportunidad», dice.
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Mientras eso llega, actividades como el rafting están suspendidas por no poder garantizar el distanciamiento social de dos metros, y en actividades como el kayak, que ya está en el Ebro, los kayaks dobles solo podrán ser utilizados por aquellos clientes que convivan juntos. También en lo que respecta al 'paddle surf', «nuestra tabla gigante de hasta 8, solo podrá ser utilizada por clientes que convivan juntos». Los grupos, por lo demás, están reducidos y, como novedad, se ha empezado a ofertar 'yoga surf'.
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