Big data: la clave está en sumar
Unidad ·
No se trata solo de sumar números. La utilización de esta tecnología en la desescalada depende también de la agregación de esfuerzosSecciones
Servicios
Destacamos
Unidad ·
No se trata solo de sumar números. La utilización de esta tecnología en la desescalada depende también de la agregación de esfuerzosNo es que el big data haya llegado para quedarse. Es que hace mucho que llegó y se convirtió en una necesidad más que en una opción. Si nos centramos en lo que nos importa ahora mismo, el COVID-19, todos hemos oído hablar de las 'maravillas' que han hecho para contener la expansión del virus países como Corea del Sur o Taiwan, gracias al análisis de datos y la geolocalización. Pero en realidad no hay fórmulas mágicas. «No es que haya países más listos, sino que es consecuencia de una labor sostenida de investigación, de inversión en estas tecnologías, de sensibilización... y además, es cuestión de rapidez», explica Luis Miguel Garay Gallastegui, doctor en Inteligencia Artificial y profesor de UNIR. En el caso de Corea del Sur, por ejemplo, lanzó el uso de una APP para identificar situaciones de riesgo de usuarios que podían haber estado en contacto con potenciales portadores del virus, «algo muy útil para prevenir. Aun así, se ha puesto como ejemplo, pero el uso de esa APP no tiene una penetración mayor al 25 o el 30% de la población», añade.
Noticia Relacionada
Y es que, aunque suene obvio, con los megadatos la clave está en sumar. Pero no solo números, sino voluntades. «Más que una entidad central, a la hora de obtener datos lo ideal es la colaboración entre los gobiernos con empresas privadas respetando la legislación», asegura Miguel Fernández, CEO de la empresa riojana Bosonit. «Suena bonito lo de la 'unanimidad' o el 'control central de los datos', pero la ciudadanía debe ser consciente de lo que supone. En China, por ejemplo, los datos están bien centralizados, pero eso tiene unas implicaciones éticas», añade. Esta idea va en consonancia con lo que establece Garay, quien asegura que ahora mismo «la voluntad de las empresas y la administración pública por trabajar de la mano es muy grande, pero la dificultad reside en canalizar la energía y crear lo que se denominan ecosistemas abiertos de colaboración».
¿Y de dónde salen los datos? «De cualquier sitio donde haya datos que se puedan utilizar para sacar estimaciones de cómo afrontar la desescalada, también de sistemas de traking, de localización, de contactos con gente que ha tenido síntomas... Por otro lado están las simulaciones», aclara Fernández.
Ahora mismo, para Garay, hay tres grandes áreas de trabajo relacionados con el big data, «el modelado de la movilidad humana, los modelos epidemiológicos, y áreas de ciencias de datos aplicadas de forma más genérica al COVID-19, que podrían explicar cómo van a evolucionar el número de hospitalizaciones o de camas de una UCI que son necesarias». Se trata de modelos predictivos que ayudan pero que «deben ajustarse a los datos que en cada momento tengamos».
A este respecto, el Sistema Público de Salud de La Rioja realiza una «actualización continua de la información procedente de tres fuentes (demográficas, historiales clínicos y de sistemas de autoevaluación») y se pretende «identificar de forma individual a los pacientes que probablemente estén contagiados, para derivarlos cuanto antes y obtener una clasificación epidemiológica precisa y multidimensional», explica Ricardo Velasco, director gerente de la Fundación Rioja Salud.
Lo que es evidente es que esta ciencia puede ayudar. Quizás no tanto a resolver, pero sí a paliar la situación. «Ahora que se está abriendo la movilidad es importante identificar zonas que han aumentado esa movilidad y cómo se relaciona esos datos con el de la propagación del virus. Esto se construye gracias al análisis de datos agregados anonimizados que se consiguen gracias a las compañías de telefonía móvil», apunta Garay, quien se muestra muy positivo en el uso de estas tecnologías, no solo en el presente, sino a futuro: «Una de las lecciones aprendidas es el uso de los datos para el bien social. Con esta situación se ha dado un salto enorme. Pero quedan temas pendientes como puede ser el calentamiento global. A partir de ahora va a tomar más impulso».
Pero está claro que algo ya hemos aprendido. Como destaca Garay, esta situación nos ha permitido saber qué datos se necesitan para gestionar este tipo de crisis y «eso nos ayudará a ser más eficientes en el futuro».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Sergio Martínez | Logroño
Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.