¿Han visto ET? Seguro que sí. Ayer el pequeño marciano de Steven Spielberg hizo un alto en Sorzano para amenizar una tarde en que, gracias a la lluvia que amenaza con acompañarnos durante la próxima semana, se hizo mucho más larga de lo ... habitual y que hizo que, por momentos, saltara alguna que otra chispa. Lo de recuperar películas viejas, además de permitir comprobar cómo han avanzando en estos años los efectos especiales (qué artificial es el despegue final de la nave espacial de ET, lo que que no impidió ver alguna que otra lágrima en el salón), nos está permitiendo hacer un viaje en el tiempo a nuestras infancias. Tanto que, que yo recuerde ET fue la primera película que vi en el cine y en casa de la abuela aún hay una pequeña camiseta que ahora, casi 40 años después, alguna que otra vez se han puesto las peques.
Más allá de esa melancolía adulta, ver películas antiguas con Valentina y Henar, es recibir un bombardeo constante de peticiones de spoilers. «¿Qué va a pasar ahora?» «¿Qué va a pasar ahora?» «¿Qué va a pasar ahora?»... «Espera, que no me acuerdo». «Ya, pero, ¿se va a ir? ¿se muere? ¿quién es ese señor? ¿es malo?» Y así hasta que, al final, ET... Hasta que acaba la película. Buscando respuestas inmediatas a preguntas que van a poder resolver en el cortísimo plazo; una ansiedad permanente y perenne que, un mes después, parece empezar a trasladarse a otros aspectos de su día a día.
Si hasta ahora vivían en unas vacaciones casi perennes, de un tiempo a esta parte algo les está empezando a pasar factura. No a la pequeña, que vive en su mundo, sino a la mayor. Quizá hasta ahora no hayan sido tan conscientes del encierro; quizá solo ahora, un mes después, empiezan a serlo. Lo de dormir bien, del tirón, incluso retrasando los habituales madrugones, se ha acabado desde hace uno días y han aparecido alguna que otra pesadillas que hace que las noches sean especialmente moviditas...
Ahora, además, todo está relacionado con el coronavirus. En ET, por ejemplo, cuando la NASA y los médicos toman la casa de Eliott, instalan esos enormes tubos de plástico y meten a los dos en esas habitaciones de plástico para monitorizarles, ellas mismas sacaron sus propias conclusiones: «Es por el coronavirus, ¿verdad? ET tiene coronavirus». Y es que todo empieza a ser por el coronavirus. Quizá, y pese a su limitado acceso a cualquier información sobre el 'bicho', también las pesadillas. Por si teníamos alguna duda, ayer, antes de meterse en la cama, Valentina volvió a repetir una pregunta ya formulada pero ahora con una carga temporal hasta ahora inédita: «Papá, mamá, ¿cuántos años va a durar esto?»... Habrá que preguntarle a ET.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.