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la rioja
Miércoles, 20 de mayo 2020, 19:41
A partir de este jueves entra en vigor la obligatoriedad del uso de mascarillas en espacios cerrados y en la calle cuando no se puedan garantizar los dos metros de separación de seguridad. Es una medida que, salvo excepciones concretas, afecta a toda la sociedad ... y por ese motivo la Organización Colegial de Enfermería, en colaboración con el Área de Enfermería de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Respiratoria (SEPAR), ha lanzado una infografía con consejos para hacer buen uso de dichas mascarillas.
Como explica Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, «utilizar mal las mascarillas aumenta el riesgo de contagio de COVID-19 , pues la superficie externa de la mascarilla se considera un vehículo de transmisión, nos podemos auto contagiar. También genera una falsa sensación de seguridad en quien la usa, por lo que se olvidan medidas de prevención que siguen siendo fundamentales, como son mantener la distancia de seguridad de dos metros y el lavado frecuente de manos».
Las mascarillas quirúrgicas e higiénicas, que son las más recomendables para la población, lo que hacen es proteger a los demás, es lo que se denomina una protección comunitaria. «En un principio, la recomendación es que tengan una vida media de entre cuatro y ocho horas. No se recomienda llevar esta mascarilla de manera continuada más de seis horas seguidas porque la humedad que pueden captar hace que pierdan eficacia. Cuando nos la quitamos, si no se ha cumplido este tiempo, es importante no guardarla en el bolso o en un bolsillo, porque la mascarilla es un vehículo de transmisión, de contaminación. Por eso, siempre debemos llevarla en una bolsa transpirable, como un sobre de papel, sabiendo que la parte limpia de la mascarilla es la interna, lo que llevamos pegada a la cara, y la parte sucia es la parte externa, que no debemos tocar», señala David Díaz-Pérez, coordinador de enfermería de SEPAR.
A la hora de colocarla, la mascarilla debe cubrir la boca, la nariz y la barbilla. «Todo lo que no sea llevarla así- ponerla por debajo de la nariz, en la barbilla o en la frente- es un mal uso de la mascarilla. Además, es muy importante saber que no debemos quitarnos la mascarilla para hablar, toser o estornudar», explica Díaz-Pérez.
Por último, respecto de aquellas personas que son más vulnerables, que tienen enfermedades crónicas respiratorias, como asma o EPOC, o que están inmunodeprimidas, «tenemos que protegerlas especialmente de posibles transmisores, por eso, abogamos porque estos pacientes puedan usar, bajo la indicación de su profesional sanitario, mascarillas autofiltrantes, que además de la función de protección comunitaria protege al usuario frente a posibles transmisores», destaca Díaz-Pérez.
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