La comunidad es la segunda región con mayor desfase de muertes en la segunda ola

Es la estadística experimental del INE (elaborada a partir de la información de mortalidad por todas las causas que se obtiene diariamente de 3.929 registros civiles informatizados del Ministerio de Justicia) que ofrece los óbitos semanales la que permite establecer la comparación entre ambos periodos de tiempo y a partir de la que se puede concluir que los efectos de la pandemia en la mortalidad de la región van bastante más allá de las víctimas directamente atribuidas al virus. Así, en cifras absolutas, en La Rioja han fallecido en estas 19 semanas un total de 257 personas más que un año antes, pero únicamente 126 de ellas tenían una prueba positiva de COVID-19.

Sin valoración de las autoridades sanitarias riojanas, varias pueden ser las explicaciones atribuibles a ese incremento asumiendo que a diferencia de lo que sucedía en la primera ola, ahora pocos fallecidos mueren sin testar. Así, por un lado estaría la evolución general de la mortalidad, que crece al año un 0,8% en España, lo que justificaría un pequeño número de óbitos adicional. Por otro, un posible retraso en la comunicación de datos por parte del Ministerio o de la Comunidad. A ellas se unirían las víctimas no de la pandemia sino de la crisis sanitaria vinculada a ella: pacientes que no han sido diagnosticados de otras patologías o que han recibido un tratamiento deficitario en este tiempo.