Un hombre introduce en el carro de la compra su comida del día, en la zona de almacén de la Cocina Económica en la calle Cadena, donde espera otro usuario. FERNANDO DÍAZ

La Cocina Económica, más que nunca

A pesar del virus y del aislamiento de las hermanas, dos de ellas contagiadas, el servicio continúa

África Azcona

Logroño

Lunes, 6 de abril 2020, 07:34

Aunque con el comedor físicamente cerrado, la Cocina Económica de Logroño está más vigilante que nunca. Desde hace tres semanas ha sustituido su servicio de mesa y cubiertos por el reparto de comida en bolsas en la puerta de la calle La Cadena. ... A las doce, en la parte trasera del edificio de la entidad, donde se encuentra el almacén, hay un ajetreo inusual en estos días donde en las calles apenas hay movimiento. A las 140 personas que se acercan diariamente se les facilita la comida para mediodía y la noche. Además se mantiene el servicio de 'tuppers' que se venía proporcionando a las familias con hijos menores, según explica el presidente de la institución, Emilio Carreras.

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Los repartos consisten en la entrega de bolsas colmadas de alimentos. En su interior, bocadillos de tortilla de patatas, lomo, embutido de todo tipo..., y, para cenar, un par de latas de sardinas o atún. Todo acompañado de fruta, leche, yogures, galletas..., «Entregamos cantidad de cosas», se alegra Aitor, uno de los voluntarios quien, junto a miembros de la junta directiva, han arrimado el hombro más que nunca para tomar el relevo a las Hijas de la Caridad, recluidas estos días en la segunda planta del edificio de Rodríguez Paterna puesto que dos de las hermanas están contagiadas. Y no son las únicas, también un trabajador social dio positivo. La situación hizo en su momento saltar las alarmas y obligó a extremar todas las precauciones. El número de voluntarios, pese a la avalancha de ofrecimientos, se ha limitado a ocho, más los cocineros. «La verdad es que nos estamos arreglando y todo va sobre ruedas. Solo se ven buenas caras por parte de todos». A pie de calle, donde es testigo de situaciones complicadas y en algún caso dramática, este voluntario asegura que los usuarios dan una lección de comportamiento: «Unos lo llevan mejor que otros, pero en general, han aceptado la situación y no están poniendo problemas de ningún tipo». «Aunque estamos teniendo una primavera fría, algunos no llevan bien estar sin pisar la calle, pero lo disimulan. Y, sobre todo, se muestran muy agradecidos de que les sigamos facilitando la comida».

Dos voluntarios, junto a una caja llena de bolsas con alimentos. F. Díaz

A pesar del coronavirus, la actividad no para en la Cocina. Desde hoy, además, se entregarán 'tuppers' para que las personas sin domicilio, alojadas en el albergue de peregrinos y en el centro municipal de acogida, puedan comer caliente. «Acaban de instalar microondas, así que les vamos a servir menús a base de garbanzos, paella, verdura... para que puedan comer en condiciones, llevaban varios días sin comer caliente», explica Carreras.

Desde hoy, en el albergue de peregrinos y centro de acogida municipal comerán caliente

Otro de los recursos que funcionan a pleno rendimiento es el centro Ruiz de Viñaspre que la Cocina tiene en la calle Los Baños y que, con 48 plazas, el Ayuntamiento ha habilitado para alojar a personas sin hogar contagiadas, pero con síntomas leves. «Salvo para la ola de frío, estaba inhabilitado. Estamos muy orgullosos de darle este destino que nunca nos lo hubiéramos imaginado», concluye Emilio, encomendado a San Bernabé, cuya imagen procesional preside el comedor de la institución. Ahí espera paciente a que vuelvan a abrirse las puertas.

Furgoneta de un supermercado de la ciudad, cargada de víveres. F.Díaz

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