Así lo advierte el director gerente del Servicio Riojano de Salud (SERIS), Alberto Lafuente, quien considera «un privilegio tener la oportunidad de ayudar a la gente» desde el puesto directivo que ocupa desde el pasado mes de octubre y que le ha alejado de los quirófanos, en los que siempre ha desarrollado su carrera profesional como anestesista.
Lafuente aclara que la segunda oleada llegará «cuando no podamos definir los brotes y actuar sobre ellos, y haya una incidencia acumulada muy alta». Ayer se cumplieron 50 días sin fallecimientos por COVID en La Rioja, «lo que es una gran noticia», pero los ciudadanos «no pueden relajarse». Es precisamente en esas situaciones (comidas familiares, desprenderse de la mascarilla, no guardar la distancia social, tocarse la cara...) donde están apareciendo los casos. «Que, por el momento –incide el doctor– se están dando en personas por debajo de los 40 años». Jóvenes, en su mayoría asintomáticos, aunque «hay algunos casos muy afectados, porque no conocemos el virus, si bien cada día vamos aprendiendo más de él, como que no es estacional y que resiste al calor», subraya. El problema es que esa gente joven «luego está en contacto con sus padres y abuelos, y ese es el verdadero problema: que esto pueda llegar de nuevo a los más vulnerables», avisa.
«El virus está afectando ahora a los jóvenes; el problema es que esto llegue de nuevo a los mayores»
«Hay un problema con los médicos, pero hemos captado todo lo posible en todas las áreas»
Disciplina
Así pues, y hasta que se cuente con una vacuna, «que no nos inmunizará completamente», y que actuará de forma combinada con tratamientos que se han demostrado eficaces para otras patologías, el mejor sistema para evitar la expansión del COVID es «la responsabilidad» de cada ciudadano. «Por mucho que hagamos nosotros, si no hay disciplina por parte de la ciudadanía corremos el riesgo de ir a la situación en la que se encuentran otras comunidades, caso de Aragón, donde el Ejército ha tenido ya que montar un hospital de campaña en Zaragoza, dada la altísima presión asistencial hospitalaria que están sufriendo», advierte.
Lafuente añade que «estamos haciendo ahora un trabajo muy importante intentando retrasar la situación en la que se encuentran las comunidades que nos rodean». Y también «estamos consiguiendo que los sanitarios puedan descansar para lo que nos pueda venir, porque eso es fundamental». En este sentido, asegura que se ha reforzado el personal en todos sus departamentos, aunque admite que «tenemos un problema de profesionales médicos pero, aún así, hemos intentado captar todo lo que hemos podido tanto en Primaria como en el ámbito hospitalario».
El director gerente del SERIS incide en que «es difícil» que el sistema colapse porque «tenemos un músculo más potente y fibroso» que en la primera oleada del COVID, aunque tampoco descarta que, llegado ese momento, se cuente con los servicios privados: «Ahora tenemos músculo suficiente, pero nunca se sabe».
Lafuente se muestra partidario de que se establezcan «medidas homogéneas para todas las comunidades porque ayudan a quienes tenemos que tomar decisiones», pero alerta: «Por mucho que hagamos nosotros, si no hay responsabilidad por parte de la ciudadanía estaremos igual que otras comunidades».
Además del COVID, los grandes retos a los que se enfrentan los sanitarios riojanos son los temporeros sin contrato (para lo que ya se ha establecido un protocolo transversal que implica a varias consejerías) y la gripe, que llegará en septiembre-otoño. El objetivo en este caso es diagnosticarla de forma diferenciada del COVID.
Como mensaje final, el director gerente del SERIS confía en que «podamos aguantar, pero –recuerda– necesitamos la responsabilidad de todos».