Los casos confirmados en la localidad escalan a 60 positivos

«Todos sabíamos que la peste estaba ahí, que cuidándonos no pasaría nada... y ha pasado lo que ha pasado por la tontería de vivir las fiestas. Nos dieron la mano y hemos tomado el brazo entero», lamenta las imprudencias, Juanjo Soto, presidente del Hogar de Mayores y representante de una de las edades más castigadas por la pandemia. «Nos sorprende porque, antes de las 'no-fiestas', los jóvenes hacíamos vida normal saliendo a bares y terrazas y no había habido ningún problema», comenta una adolescente que pide no criminalizar a los jóvenes. Eso sí, confiesa miedo e incertidumbre por la repercusión que está teniendo en muchas familias y asiente que han aprendido la lección.

Los alfareños entremezclan enfado y rabia por los incumplimientos de un pequeño porcentaje con la compasión y solidaridad con los contagiados. «Me entristece el perfil de la gente que es origen del brote. ¿En qué momento hemos perdido la educación y el respeto a los demás? ¿Cómo voy a pedir que piensen en los usuarios de la residencia, que están aislados por la situación, si no son capaces de pensar en sus padres y abuelos? ¿Cómo van a entender lo duro que es para sus familias verlos por una ventana a 2 metros si no entienden que deben estar en aislamiento hasta tener una PCR negativa?», se pregunta Dafne Usarralde, enfermera de la residencia de mayores llamando a la responsabilidad de todos y a la unidad para salir de ésta como un equipo.

La bola de contagiados y aislados engorda día a día. Y lo hará más cuando se conozcan los resultados de las 240 pruebas PCR que el centro de salud realiza entre ayer y hoy. Con más de un 4% de la población confinada, el alfareño y decano del Colegio de Economistas de La Rioja, Ernesto Gómez Tarragona, hace números: «Contar esas personas que no pueden trabajar supone una pérdida de 267.700 euros en el PIB de La Rioja por semana. Si dura dos semanas, dejarían de generar 535.400».

«Ya se ha machacado la imagen de Alfaro y hay puestos de trabajo que han sido daño colateral de este alarmismo», lamenta Laura Gavilán, presidenta de la Asociación de Comerciantes (Adeca). Deseando que el miedo no se avive más, apunta que «nuestros clientes han visto estos meses que todos los comercios cumplen con sus protocolos y sus medidas sanitarias, así que sólo queremos que sigan confiando en nosotros».

Con familias enteras confinadas, «lo más grave es la inseguridad al no tener un régimen jurídico que aplicar sobre la situación en la que quedan el empresario o el trabajador cuando queda confinado», advierte Gómez. «Si no teletrabajas, no tienes opciones, más cuando la mayoría de empresas ya han gastado las vacaciones y permisos –expone Gómez–. El Gobierno de La Rioja tiene que apoyar el dar bajas».

Como ayuda, el Ayuntamiento ofrece desde ayer a los confinados los servicios de recogida de basuras o traslado de compra a sus viviendas llamando a los teléfonos 941 260 113, 941 126 031 ó 941 180 032.

El incumplimiento por parte de algunos del aislamiento llevó al Ayuntamiento a medidas como el cierre de espacios municipales e intensificar la presencia de la Policía Local. «Aunque los solicitamos desde marzo para dar seguimiento como a cualquier otro delito, desde Salud no nos facilitan listados de quién ha de estar confinado, con lo que no podemos controlarlo y sólo nos queda la pedagogía, llamar a la responsabilidad y tener mayor presión para el cumplimiento de las normas», expone el jefe de la Policía Local, Teo López Basterra.