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«Cuando yo me encuentro un poco triste o con poco ánimo, me gusta imaginarme montada en un caballo; si te apetece, prueba y podemos montar junt@s. También, cuando necesito un poco de ánimo, canto cualquier canción que se me ocurre. Te animo a ... cantar o tatarear algo aunque sea en tu cabeza, seguro que te vendrá bien». Como estas, cientos de cartas anónimas llegan cada día al hospital San Pedro. Una muestra más de la oleada de solidaridad que ha generado la pandemia que vivimos.
El número de ingresados aumenta día a día, pero estos gestos de apoyo también se multiplican. Los enfermos que están aislados en el hospital San Pedro necesitan sentir el aliento cotidiano, constatar que la vida sigue más allá de sus cuatro paredes. La iniciativa de un grupo de médicos interinos para animar a los ciudadanos a que les escriban textos de apoyo, consuelo y esperanza está dando sus frutos. Desde que comenzó la invitación, hace algo más de una semana, ya son unos 1.300 los documentos recibidos en la dirección de correo electrónico 'cartasalhospitalsanpedro@gmail.com'.
Además de estas muestras de apoyo, los médicos hacen una petición más prosaica: «Desde Urgencias avisamos a los familiares y a los enfermos que vengan con un móvil, un cargador y un 'post-it' con su número y el de algún familiar para que estén conectados con alguien cercano. Informamos a las familias vía telefónica, pero llamamos cuando se puede. Si se les olvida dejarlo, lo pueden hacer en los controles de seguridad».
«Llevamos repartiendo cartas desde el jueves 19 de marzo y ya hemos superado el millar. De cada una hacemos copias que distribuimos entre los enfermos que ocupan cinco plantas del hospital», explica Laura Olagaray. Esta interina comenta que «de momento, vamos recibiendo suficientes, pero animamos a la gente a que siga escribiendo porque las cartas las vamos rotando entre todos los ingresados».
Entre el millar de documentos que han llegado al hospital, Laura destaca la gran cantidad de misivas y dibujos realizados por niños, todos ellos cargados de grandes dosis de ilusión por hacer llegar sus ánimos a quienes lo necesitan. «Las llamamos 'cartas estrella', las guardamos en carpetas aparte y hacemos más duplicados», explica Laura, quien recuerda que los textos enviados deben ser anónimos y, en el caso de que aparezcan los datos personales, estos se omiten cuando se entregan los documentos».
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