Carta de una enfermera de Rincón: «Las costumbres se han relajado este verano con un resultado catastrófico»

CARTA DE UNA ENFERMERA DE RINCÓN DE SOTO

Nuestro día a día en el consultorio local ha cambiado enormemente desde el inicio de la pandemia.

Los primeros meses tuvimos que aprender a convivir con una nueva enfermedad que modificaba nuestra forma de trabajo y nuestro modo de comportarnos entre nosotros y con los pacientes.

Las precauciones eran extremas y el miedo y la preocupación estaban presentes constantemente. Por otro lado, el desconocimiento de la enfermedad nos hacía ser extremadamente cautelosos.

Con el paso de los meses, los casos fueron cediendo hasta parecer que la pesadilla había pasado. Quizá fue entonces cuando las costumbres se relajaron. Sabíamos que iba a llegar una segunda oleada, pero no esperábamos que fuera tan pronto. Se ha anticipado, incluso, a la llegada de la gripe estacional, y lo ha hecho con una incidencia mucho mayor que en el inicio de la pandemia.

Es un hecho que las costumbres se han relajado este verano ante la ausencia de casos en nuestro entorno, se han intensificado los contactos y, en muchos casos se han ignorado las medidas de distanciamiento social, con un resultado verdaderamente catastrófico.

Estas últimas semanas estamos cosechando los frutos de un verano descontrolado, y el resultado es unas cifras alarmantes de positivos.

Estamos atendiendo diariamente alrededor de 250 llamadas telefónicas, gestionando de la mejor manera posible las consultas de los pacientes, para evitar la afluencia masiva al consultorio.

Todo lo que se puede atender por teléfono lo hacemos: consultas de salud en general, consultas sobre síntomas de coronavirus, dudas sobre los contactos de enfermos positivos, solicitud de informes, bajas, altas, recetas, solicitud de pruebas complementarias, trámites burocráticos, interconsultas hospitalarias... y, aun así, somos conscientes de que una parte de la población está descontenta con el servicio, porque echan en falta el libre acceso que había antes al consultorio, la demanda a la carta… Pero ese modelo de atención, ahora mismo es impensable. No hay tiempo ni recursos para atender a la población como lo hacíamos antes, sumado al trabajo derivado de la Covid-19.

Aun así, en este momento, en Rincón de Soto, apenas hay lista de espera. Se atiende toda la demanda en el día, o como mucho, al día siguiente. Y nos entristece cuando oímos comentarios negativos acerca de nuestra atención, como que tenemos el centro cerrado, que no atendemos a la gente... Nada más lejos de la realidad: estamos trabajando más horas que nunca, de verdad, estamos saturadísimos física y psicológicamente, con una gran sobrecarga, pero muy satisfechos de poder servir a la población, dedicando horas fuera de nuestra jornada laboral a ayudar en lo que podamos para que esta pesadilla deje la menor huella posible en las familias de nuestro pueblo.

Pedimos sentido común, medidas de distanciamiento, restricciones a la vida social y, sobre todo, seguir las recomendaciones que dictan desde sanidad.

Hasta que haya una vacuna, el control está en manos de todos, todos somos responsables de la evolución de esta enfermedad.

Esperamos que esta oleada vaya mitigándose y que en lo sucesivo seamos conscientes de lo vulnerables que somos. Solo así podremos contener esta enfermedad que parece que ha venido para quedarse un tiempo entre nosotros.

Desde nuestra posición, intentaremos ayudar todo lo que podamos.

Salud para todos.