La canción del hoy sí, pero mañana quién sabe

Los bandazos en los criterios de apertura y las dudas tras los últimos acuerdos retrae a muchas discotecas a reabrir pese a poder (por ahora) trabajar hasta las 2 de la madrugada

Teri Sáenz

Logroño

Domingo, 6 de junio 2021

Dentro de la discoteca Bella Época, en la calle Vitoria de Logroño, brillan luces de colores y suenan contagiosas canciones de aire latino. Aunque todo incita a bailar, nadie se mueve. La pista donde hace 15 meses el público se desfogaba está ahora ocupada ... por un damero de mesas que cada grupo de seis personas ha tenido que reservar con antelación y donde, a lo sumo, la clientela agita los hombros sobre sus asientos al ritmo de lo que esta noche pincha Dj Félix. En la puerta aplican hidrogel antes de acceder, los carteles y las cintas de seguridad se replican por las paredes y la música se interrumpe a cada rato para recordar a través de los altavoces que hay que ajustarse las mascarillas, mantener las distancias: «Gracias por vuestra colaboración, amigos», se escucha.

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El local es uno de los pocos en su rango de ocio nocturno que este fin de semana ha abierto sus puertas en la capital. Tras un año largo obligados a permanecer cerrados por las restricciones impuestas ante la pandemia, las medidas cautelares dictadas el 28 de mayo por el TSJR y que permiten a las discotecas trabajar hasta las 2 de la mañana supuso para el sector un atisbo de esperanza. En Bella Época echaron a andar el sábado pasado y a partir de este fin de semana confían en tomar velocidad.... si Carolina Darias y Concha Andreu no lo impiden. «Estamos más pendientes del BOR y del BOE que de la música que suena en la sala; las condiciones cambian cada semana y la incertidumbre es total», resume Paola Ramírez.

Vídeo. La canción del hoy sí, pero mañana quién sabe. Sonia Tercero

Tantos meses con el negocio clausurado han hecho mella en lo económico y lo anímico, y después de sacar a siete empleados del ERTE, volver a llenar las cámaras y poner a punto el establecimiento, las restricciones del último el Consejo Interterritorial y la incógnita sobre si La Rioja seguirá esa línea dura siguen llenando de inquietud al ocio nocturno. «Nosotros queremos trabajar y la gente que viene cumple rigurosamente porque no hay otra, pero vivimos al día;la alegría que tendría que suponer abrir después de tanto tiempo es casi un sufrimiento», expone.

El viernes por la mañana, los propietarios de la Sala Suite, en la calle Siervas de Jesús de Logroño, tenían previsto levantar por fin la verja animados por la ampliación del horario decretado por la Justicia riojana. El viernes después de comer, y tras el aviso de la ministra de que las limitaciones que vuelven a castigar al ocio nocturno serían en teoría de obligado cumplimiento, recularon. «¿Qué sentido tiene sacar a tu gente del ERTE, organizar de nuevo todo, con el esfuerzo y el dinero que cuesta, para que en unos días te vuelvan a prohibir trabajar?», razona Víctor, uno de los dueños a quien las imposiciones del BOE del sábado y reunión de urgencia entre la autoridades riojanas y la remisión a la decisión que de adopte el martes cargan de razones.

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Vídeo. Incertidumbre en el sector del ocio nocturno TVR

Panorama está ubicada en la calle Norte de Logroño y sí ha dado el paso a pesar de todo. «Somos un discoteca pequeña y solo con que trabajemos los tres socios podemos sacarlo adelante», explica Cristóbal lamentando, como sus compañeros del ramo, la «inseguridad absoluta» en la que están abobados a manejarse. «Es una sensación de vaivén continuo, de no saber qué va a pasar la semana siguiente», confiesa. El propósito en su caso es continuar abriendo mientras legalmente sea posible y hasta el horario máximo permitido. «Supone jugártela y tener que tirar una enorme cantidad de zumos o refrescos si vuelven a 'encerrarnos', pero después de tanto tiempo parados prácticamente no te queda otra», completa.

En la Plaza del Mercado no cabe un alfiler. Las terrazas de los bares de la zona copan casi cada baldosa y los camareros compiten en carreras frenéticas para dar abasto con la mascarilla puesta y las bandejas repletas. El tiempo acompaña, y al margen de lo que permita la normativa en cada momento, la clientela sigue optando por saborear una cerveza helada o tomar un café caliente al aire libre y con La Redonda de fondo. «La terraza nos ha salvado en estos tiempos de restricciones», reconoce Maya Ravelo tras la barra de La Negrita. Su casuística no es análoga a la de las discotecas pero, como la gran mayoría, han optado por hacer frente al toque de queda primero y las limitaciones horarias después adelantando la apertura para iniciar antes el disfrute. «La gente ha cambiado las costumbres y nosotros también, qué remedio», se resigna sin perder la sonrisa pese al ajetreo.

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Lo que comparte con el resto de los empresarios del ramo es el temor permanente al qué pasará mañana. «Estamos a puertas de San Bernabé y aún no hay nada concreto», subraya. «Van a ser unos días muy intensos y no está claro cuál va a ser el volumen de los pedidos que hagamos.... A ver qué deciden el martes», comenta.

En la plaza del Parlamento también hay demanda para ocupar mesa. El interior del Odéon está expedito; fuera la terraza bulle. «No podemos quejarnos», reconoce Josué Hernando. «Otros lo están pasando muy mal, y aunque habíamos llegado a una cierta 'normalidad' y ahora hay temor a que se vuelva atrás, tampoco queda más en tu mano por hacer», dice respecto al «partido a partido» en que se está convirtiendo cada jornada de la hostelería riojana. La música también resuena en esta parte del Casco Antiguo, pero el único baile permitido es el de la desesperación.

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