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El mundo se ha parado en estos días. Las imágenes de calles, plazas y carreteras vacías golpean nuestra mirada con la contundencia de una crisis que choca con la realidad que vivíamos. Pero no todo frena, y mientras la actividad en las ciudades está bajo mínimos, el campo mantiene su ritmo habitual, llenando de vida fincas, huertas, invernaderos y granjas. Agricultores y ganaderos se encuentran en la primera línea del frente ante el coronavirus, asegurando el abastecimiento de alimentos y poniendo en valor su papel estratégico que tanto está siendo reivindicado en los últimos tiempos.
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En un momento en el que la vida ha cambiado tanto, las medidas han aumentado en el agrario al igual que en otros sectores, pero las labores no han cesado. Entre los requisitos se encuentran el transporte de solamente dos personas por vehículo al centro de trabajo, el uso de mascarillas y guantes, el mantenimiento de la distancia de seguridad o la desinfección de zonas de uso comunitario. Además, los almacenes siguen funcionando en condiciones habituales y los trámites y gestiones con los que los profesionales agrarios están obligados a cumplir pueden realizarse de forma telemática o por correo.
Pese a la seguridad existente, el clima de tensión es inevitable en ese trabajo agrario que no descansa, como explica Marcos Pérez Llanos, de Tomates Rioja Selecto, en Zarratón: «Trabajamos ahora seis personas en el invernadero y no nos acercamos a menos cinco metros, y estamos con tensión cuando viene alguien a traer o recoger algo. En esta época solemos contratar a alguien más pero no lo vamos a hacer porque tenemos miedo, por lo que pueda pasar».
Marcos Pérez | Agricultor
Roberto Vázquez | Responsable hortícola de UAGR
Eduardo Pérez | Presidente de ARAG-ASAJA
Por su parte, el agricultor calagurritano Roberto Vázquez, responsable de hortícolas de UAGR, cuenta que trabaja «solo toda la jornada, aumentando las medidas de seguridad e higiene que ya teníamos».
Desde el punto de vista económico, la crisis actual también está repercutiendo en los agricultores y ganaderos riojanos, aunque en una medida variable. Especialmente sensibles a la misma están siendo aquellos que cuentan con numerosa clientela en bares, restaurantes y mercadillos, cerrados hasta nueva orden. «La mitad de mi producción no está saliendo», se lamenta Roberto Vázquez, que avisa de que está afectando a «prácticamente todos los cultivos, hundiendo especialmente a los que se venden poco en supermercados como las alcachofas o el espárrago fresco, que no los quieren».
En su experiencia, Marcos Pérez Llanos, de Rioja Selecto, comenta que «la mayor venta en las tiendas está compensando algo la pérdida de la hostelería».
La incertidumbre es inevitable ante la delicada situación, pero el campo está obligado a continuar con su trabajo diario. Los ciclos de las frutas y hortalizas no entienden de cierres ni pausas, los animales requieren las mismas atenciones aunque fuera de las granjas la actividad se detenga. «Un paro en el sector primario supondría el colapso del país», comenta Marcos Pérez Llanos, apuntando además a la importancia de evitar el desabastecimiento de alimentos: «Nadie pensaba hace unos meses que en España pudiesen faltar mascarillas y tuviésemos que importarlas en una situación crítica. Si dejásemos caer la agricultura también tendríamos que traer los alimentos de fuera y eso sería un serio problema». Mientras, Roberto Vázquez subraya que «cuando todo esto pase veremos si nos acordamos de los agricultores, porque la gente valora más sus vacaciones o un coche que los alimentos que come».
Finalmente, Eduardo Pérez, presidente de ARAG-ASAJA, comenta que «creo que la sociedad se está dando cuenta de lo importante que es el sector agrario», lanzando un mensaje de apoyo a los profesionales del campo: «Hay que agradecer y reconocer a los agricultores y ganaderos que mantienen su compromiso en un momento tan complicado para abastecernos de alimentos de calidad. En España tenemos una gran cantidad de cultivos que no debemos abandonar».
El campo riojano, que se prepara para semanas complejas, con la llegada de temporeros para las labores agrarias en entredicho y una demanda en descenso, sigue resistiendo para que todos hagamos frente al coronavirus.
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Estíbaliz Espinosa | Logroño
Carmen Nevot | Logroño
Cristina Cándido y Álex Sánchez
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