Ni blanco ni tinto ni tiene color, La Rioja adelanta el cierre de sus bares

Se oye cantar a Sabina y eso ya es extraño en un bar de la calle como el Charly. Froilán Domínguez, tras la barra resume: «Estamos indefensos. Es un sinsentido. No veo cómo este horario puede servir para revertir esta situación. Somos más de 70 bares y no ha habido ni un positivo y no ha habido incidentes en este tiempo», relata resignado. «Hemos tenido que desprendernos de los empleados. Quedamos mi hermano José Mari, en la cocina, y yo en la barra. Nuestras horas no valen nada. Abriremos una hora antes en el almuerzo y por la tarde. Ya no es por nosotros, es por la cadena que se corta con los proveedores. Cuando uno falla; todo falla», advierte recordando que el miércoles y el jueves hubo mucho ambiente. «Era hasta extraño. Sonaba a despedida. Daba hasta miedo».

Jesús Lerena, propietario de La Méngula va más allá en las medidas, claro que su desesperación le hace ser algo más tremendista, pero lo razona. «Las medidas me parecen laxas. Deberíamos cerrar todo 15 días, pero no solo los bares. Un encierro como el anterior, pero más estricto con las tiendas cerradas hasta el mediodía», explica y agrega: ¿Y los bares de los centros comerciales o los de los cines? No lo entiendo. En un centro comercial puede haber cientos de personas y en un bar, solo seis. No lo veo», explica. Jesús y su mujer han abierto 20 minutos antes su bar, pero irá viendo la demanda y, en función de la demanda, «iremos resolviendo». Tampoco ha hecho acopio de provisiones. «No. Al revés. Menos que nunca. Si no voy a vender el vino no lo compro», concluye.

María Jesús Hervías se aferra a la cara b de su negocio en la travesía de San Juan. Las tortillas le permiten el reparto a domicilio. Los daños colaterales son dos empleadas que se hay ido a manos del SEPE. Se ha quedado con su sobrina Lucía. «No me planteo nada con el reajuste de horarios. Se trata de hacer las cosas lo mejor posible porque será mejor para todos. Hay quien tuerce el gesto cuando le dices que guarden distancias, pero noto, en general, que la gente agracede el control y que se lo recuerdes», admite.

Contrariados, también han cunplido la medida los locales de fuera de la capital riojana. Así se veía y lo comentaban desde:

Para la hostelería de Calahorra octubre está resultando muy complicado. El confinamiento perimetral de la ciudad a primeros de mes les dejó sin poder atender a sus clientes en el interior de sus locales. Algunos bares, sobre todo los que no disponen de terraza, se vieron obligados a cerrar. Ahora, el cierre de las nueve de la noche vuelve a poner lo negocios en la cuerda floja. Informa Isabel Álvarez

El bar La Esquina es uno de los pocos que abrieron anoche en La Herradura de Haro, solo lo hizo la tercera parte de ellos. Entre los hosteleros, malestar e incomprensión.

«En verano no había restricciones y había menos contagios. Aquí tenemos motor de extracción, las puertas abiertas, geles por toda la barra, un listado con las desinfecciones que vamos realizando...», explica José Luis. Informa María Caro

Desde la resignación, los bares y cafeterías de Arnedo y Alfaro bajaron persianas este viernes a las 21 horas. Pero también buscando adaptarse a la norma, ya varios alfareños publicitan para el fin de semana comidas con 'café torero' o 'tardeos'. En Arnedo, la Asociación de Comerciantes y Hosteleros volvía a insistir en llamar a todos a la responsabilidad. Informa Ernesto Pascual

En Santo Domingo de la Calzada los bares cerraron con forzada resignación y mucho malestar, conscientes de que estas nuevas medidas vienen a llover sobre mojado, por negativas, y a agudizar una situación que para algunos establecimientos está resultando ya insoportable. «Nos abocan al cierre, cuando nosotros estamos haciendo bien las cosas», comentó un hostelero local. Informa Javier Albo

A las 21 horas, también las terrazas de los bares najerinos se quedaron vacías, al mismo tiempo que los responsables de los establecimientos cerraban el acceso al interior de los locales. La nueva normativa se acepta en muchos casos a regañadientes, y algún cliente se lamentaba de que «nos tratan como a niños». Mientras, alguno de los restaurantes ya ha lanzado su oferta de menús para llevar e incluso de raciones de pinchos para los sábados. Informa Félix Domínguez

En Torrecilla de Cameros sus cuatro bares de apertura anual habían cerrado voluntariamente semanas atrás por el confinamiento que rogó el Ayuntamiento y, actualmente, solo la mitad de ellos, dos, habían reabierto. En Villamediana son trece y en Lardero, dieciseis, y todos cerraron a las 21 horas. Informa Diego Marín

La comarca de Cervera sufre desde hace décadas una crisis provocada por la despoblación. Para sectores como el hostelero lo que faltaba ahora es una situación como esta. Muchos ven el presente negro y el futuro... ni lo ven. Otros intentan tirar para delante con nuevos servicios. Informa Sanda Sainz