«Basta con pasear por la calle para poner nombres a la estadística»

Las turbulencias económicas y sanitarias de 2020 dejaron especialmente castigado al comercio al por menor de La Rioja. El índice de supervivencia al final del ejercicio entre los negocios del ramo no resultó de los más mermados porcentualmente, pero sí en términos absolutos (197 ... bajas) sobre una relación de efectivos que en el arranque del pasado año sumaba 1.269. La frialdad de las cifras se hace crudeza al poner pie en tierra. «Basta con pasear por las calles de Logroño y los principales municipios de la comunidad para ver todas las verjas que están cerradas definitivamente y poner nombres a la estadística», reflexiona Fernando Cortezón. El presidente de FER-Comercio destaca que ese «paisaje desolador» es fruto principalmente de las restricciones impuestas para combatir la pandemia. «Las limitaciones horarias y el cierre perimetral que ha impedido llegar a clientela de regiones vecinas han sido determinantes», reflexiona al respecto de un sector que en todo caso «acarreaba muchos problemas desde hacía tiempo» y que el coronavirus ha apuntillado. Y ello, a pesar de los esfuerzos desplegados por los propios comerciantes para vadear la situación. «Hemos sido tremendamente colaborativos desde el minuto uno, se han incorporado todas las medidas de seguridad... pero aún así». Cortezón repara aquí en lo heterogéneo de la casuística en cada pequeño comercio. «En función del tipo de productos que ofrecen, algunos han tenido más opciones de aguantar, pero como se ve a otros les ha sido imposible», concluye en la esperanza de que las vacunas restituyan la normalidad.