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La crisis del coronavirus ha revelado que el actual modelo de las residencias de mayores es mejorable. Son muchos los expertos que creen que la atención debería ser otra el día después, también las instalaciones, el número de plazas, el espacio de las habitaciones... Aquí, en La Rioja, aunque más pendientes de momento de resolver el día a día, tras el tsunami se fallecimientos ya se asume que deberán plantearse cambios en el sistema y que el actual modelo requiere una reflexión.
Preguntada por esta cuestión en una entrevista publicada por este periódico el domingo, la propia consejera de Salud, Sara Alba, también se remitía a la opinión de un experto que apelaba a la necesidad de repensar cómo estamos cuidando a nuestros mayores. Y los gestores de estos centros en La Rioja, ¿qué opinan? Desde de la Asociación Riojana de Residencias de la Tercera Edad, que acoge al sector privado, Gabriel Jimeno reconoce que este debate ya se ha suscitado entre los directores de la entidad. «Sí, hemos iniciado una fase de análisis, queremos ver qué es lo que está pasando. Los números son tozudos y, si la mitad de los fallecimientos son en las residencias, no se pueden esquivar. Hay que plantear si el modelo de residencias que tenemos es que el que tiene que ser o no, porque igual tampoco hay que cambiar nada».
En cualquier caso, opina que no se puede pretender que las residencias de mayores funcionen como hospitales, no tienen recursos porque no es su función.
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«No estamos para atender a una persona que está con neumonía o un respirador, las residencias no tienen personal ni medios para esto. Ni, además, es su fin». El modelo de residencias de La Rioja, defiende, es de residencia social, asistencial, no sanitarias. «Y, hasta ahora, el servicio se ha prestado con unos estándares de calidad bastante altos. Superamos en ratio y exigencias arquitectónicas a la mayoría del Estado». Bajo su punto de vista, lo que ha ocurrido es que no se ha podido atender una crisis que no es sanitaria. «Tenemos que estar preparados para las pandemias que vengan, pero estamos en plena vorágine y llegar a ahora a conclusiones me parece prematuro», resume.
¿Habría que ir a una ratio inferior? Gabriel Jimeno afirma que ese es, precisamente, el quid de la cuestión, aunque sin estadísticas en la mano no están en condiciones de aventurar nada. «No sabemos si ha habido mayor incidencia en las pequeñas o en las grandes, es un dato que nosotros no disponemos, ni la Consejería tampoco. Hasta ahora todo ha funcionado muy bien, salvo por esta situación de pandemia».
Sobre los aspectos a modificar, sugiere cambios respecto a la figura profesional del sanitario. Cita el caso de Cataluña, con modelos en los que tiene más peso toda la parte médica y de enfermería. La labor es encomiable por lo que respecta a La Rioja, pero limitada a curas, llagas, supervisión... «En el modelo catalán, el médico de referencia del usuario es el médico de cabecera. El que tenemos nosotros en las residencias lo que hace es una supervisión general del estado de salud, aunque, claro, cuando es necesario, el Seris le asigna un especialista o se le deriva al hospital.
Por su parte, Susana Ruiz, responsable de Lares en La Rioja (religiosas), describe la situación que se está viviendo de «grave» y defiende que esta crisis debe llevar a suscitar un gran debate por parte de todos, «de los poderes públicos, entidades y sociedad en general». «El modelo resultante debe ser fruto de un análisis exhaustivo, y basarse en un trato cuidadoso y humanizador de los mayores».
El nuevo modelo se ha de centrar en la atención a la persona y desechar prácticas como las que, dice, se vienen desarrollando con esta crisis, «muchas de ellas acciones exigidas desde la Administración Pública». Se refiere al confinamiento de los mayores en sus habitaciones, «limitando su mundo a un reducido número de metros cuadrados o la decisión de «centrar toda la atención en su salud física, pero no valorar el estado emocional. Hay muertes por soledad», mantiene. Además, se queja de que no se haya considerado cómo influye este aislamiento en personas con deterioro cognitivo o con necesidad de andar. También considera inadecuado «no valorar lo más mínimo las condiciones arquitectónicas de las residencias, que son hogares y no hospitales. Nos han pedido imposibles que la propia Administración pública no puede hacer. Han pedido imposibles de obra de ingeniería».
Desde la Sociedad Española de Geriatría en La Rioja, su vicepresidente, Fernando Martín, parte de que este no es el mejor momento para plantear modelos, aunque reconoce que, «obviamente, todo se puede mejorar«. Y saca cuentas: «Los espacios arquitectónicos son los que son y lo que paga la Comunidad con copago del residente o el residente privado es de 1.800 &euro al mes, lo que dividido entre 30 días son 60&euro por día y por ese precio damos atención sanitaria completa (médicos DUE, auxiliares, farmacéuticos), terapia ocupacional, psicólogo, fisioterapia, trabajo social». Por ese precio, concluye el portavoz riojano de esta entidad nacional, «no sé si el modelo que tenemos es mejorable».
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Sergio Martínez | Logroño
Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
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