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Como Florentina, José Luis, Aniana, Fernando, Blanca... unas 1.500 personas que superan los 80 tenían este martes la que sin duda para muchos será una de las citas más importantes de sus vidas. Es el pasaporte para poder abrazar a los nietos, a los ... hijos, para reencontrarse con la familia sabiendo que están más cerca del fin de esta travesía por el desierto que este año largo de pandemia ha supuesto para la gran mayoría de nuestros mayores. Y no solo porque han sido los más vulnerables, sino porque el COVID, en muchos casos, les ha desterrado a una soledad incierta de la que solo se podía escapar con la vacuna.
Riojafórum ha acogido este martes y lo hará a lo largo de toda esta semana y las próximas el mayor dispositivo hasta la fecha para acelerar la inmunización de los riojanos. Un perfecto engranaje en el que han participado en esta jornada 23 enfermeras y cerca de una decena de voluntarios de Cruz Roja para indicar uno a uno los pasos que cada uno de los citados debía seguir.
Había ganas y nada más abrir las puertas, a las tres de la tarde en punto, han empezado a entrar los primeros, a buen ritmo, con el brazo preparado y las mangas remangadas «no vaya a ser qué...» decían al entrar. Lo primero, unas preguntas de rigor: ¿Ha tenido fiebre en los últimos días? ¿Está tomando antibióticos o algún otro medicamento? «No, nada señorita ¿Me pincha usted?» «No espere, yo solo le tomo los datos. Coja este papel, la próxima el día 24. Pase por ahí, ahí le vacunan».
La siguiente parada en el circuito, en una de las 20 cabinas preparadas para vacunar de manera simultánea. Un pinchacito de nada y unas recomendaciones por parte de las enfermeras: «En los próximos días podría notar un poco de dolor en el brazo y si tiene más de 38 de fiebre, tómese un paracetamol». Un ritual casi litúrgico que termina con los 15 minutos de espera de rigor, por si surgiera alguna reacción indeseada. Transcurrido el tiempo, a casa y a esperar a la segunda dosis de Pfizer para marcar el tanto de la victoria al virus.
Florentina Vicente Díaz de Cerio, de 87 años, ha sido de las primeras en hacer el recorrido. «Sin miedo y con ganas», certifica. Sin embargo, reconoce que le ha dado cierto reparo juntarse con los nietos y con la familia en general a lo largo de esta larguísima pandemia «porque como mi marido y yo somos mayores...», lamenta mientras se le humedecen los ojos. A partir de ahora se confiesa más tranquila. «Es un día para llevarse una alegría, pero son demasiados meses, demasiado difíciles», justifica su hija.
Blanca Esteban ni notó el pinchazo. «El chico me ha dicho ya le he puesto la vacuna, pues no me he dado ni cuenta», asegura. En su caso, dice no haber estado tan intranquila porque «mi marido y yo hemos estado muy bien atendidos por mi hija, que es enfermera ¿sabe?», mientras la mira orgullosa. Aún así «hemos tenido mucho cuidado y mucha precaución».
A Aniana Ruiz Reinares y a José Luis Muro Alarcón les llamaron a la vez y hoy han ido juntos a vacunarse no sin antes haber esperado unos minutos en la larga cola que se ha formado a las puertas de Riojafórum desde antes de que abrieran las puertas del que muchos ya han bautizado como 'vacunódromo'. Para ellos, recibir la primera dosis de la vacuna frente al COVID es sin duda dar un paso más hacia la tranquilidad, sobre todo porque «como ya somos mayores no nos uníamos mucho, para prevenir, sobre todo», comenta Aniana. «A partir de ahora, con muchas ganas de abrazar a los seis nietos y a los cuatro hijos». «Ahora, hija, vamos a sentarnos ahí 15 minutos por si acaso», se despide.
A Fernando Reinares, presidente de Cruz Roja, también le ha tocado en este primer día. A sus 86 años, asegura que tenía muchas ganas de recibir la primera dosis, no solo porque confía plenamente en las vacunas, sino porque «es la solución para las personas y la economía del país. Lo primero, la salud, pero como va parejo todo, en cuanto nos consideremos sanos se activará todo y la gente estará muy ilusionada de seguir viviendo», ha asegurado. Además, «cualquier que tenga dos dedos de frente sabe que es la solución que hay para continuar viviendo».
Fernando reinares | Presidente de cruz roja
En este macrodispositivo de Riojafórum han participado 23 enfermeras, explica Noemí Marauri, directora de Enfermería de Atención Primaria, «el resto de días habrá 20, pero al ser el primero queríamos agilizar un poco más». El objetivo es administrar 1.500 dosis por jornada y 3.000 el jueves que estarán por la mañana y por tarde.
«Cuando se les llama –asegura Marauri– se ponen contentos, ellos y los hijos, es como si les tocase la lotería, es la mejor noticia que se les puede dar».
En paralelo, en durante la mañana también se ha desplegado un dispositivo para vacunar en el Palacio de los Deportes a 240 personas mayores de 80 años a las que se les ha administrado la segunda dosis. En este caso, los citados han ido en sus vehículos para atajar los problemas de movilidad.
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Desde Cruz Roja, entre seis y diez voluntarios, explica Javier Leorza, técnico de la entidad, «se encargan de guiar a la gente y distribuirlos por las mesas». Entre ellos, Miguel Castro, voluntario a sus 18 años que se confiesa agradecido con la satisfacción que demuestran los mayores.
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