Sus dudas se fundamentan en algunos estudios que se han publicado al respecto, entre ellos, el que analizó un brote con nueve contagiados en un restaurante de Guangzhou (China). Dicho trabajo consideraba que el sistema de refrigeración podría haber difundido las gotículas emitidas por la persona infectada a más de dos metros de distancia y contaminar a los demás clientes pero lo cierto es que no hay estudios científicos que avalen esta teoría.
El ingeniero y experto en climatización, David Rodríguez, sostiene que no deja de ser una idea especulativa. De hecho, es categórico: «El aire acondicionado no solo mejora la calidad del ambiente de los espacios interiores si no que puede ser incluso capaz de prevenir la propagación del coronavirus». Rodríguez detalla que los sistemas de refrigeración son capaces de mover el aire que, una vez en el interior del equipo, pasa por un filtro que propicia que regrese al habitáculo con mejor calidad que la que tenían al entrar, reduciendo así las partículas que arrastraba».
«El aire acondicionado no solo mejora la calidad del ambiente interior, sino que puede prevenir la propagación del virus»
La clave es el mantenimiento
Entonces, ¿qué es lo que ha generado las dudas? ¿Por qué hay quien se aferra al potencial peligro de los sistemas de climatización? Este experto en el diseño de instalaciones lo explica: «La clave está en la calidad inicial del aire y el adecuado mantenimiento de los equipos». Es rotundo. Explica que se pueden correr riesgos, con el coronavirus y con cualquier otra cuestión que pueda llega a afectar a la salud, «cuando un equipo presenta déficit en su correcto funcionamiento o los filtros no han sido adecuadamente limpiados».
Además, asegura que «los espacios cerrados tienen que ventilarse con frecuencia porque, en caso contrario, el equipo de aire acondicionado estará moviendo aire de mala calidad todo el tiempo». Para argumentarlo, apunta al contagio masivo que se produjo en el mataderos de Alemania «donde se ha comprobado que no ventilaban adecuadamente y el aire contaminado se movía de forma cíclica sin depurarse, contribuyendo así a la propagación del coronavirus entre sus empleados».
Insiste mucho en esta cuestión. Y, de hecho, señala otro ejemplo. Sería imposible operar en un quirófano sin un equipo de refrigeración con capacidad para mantener siempre el espacio a baja temperatura. «Lo que ocurre en este caso es que las salas de operaciones disponen además de un sistema de purificación de aire de alta eficiencia que garantiza siempre su adecuada calidad». En caso contrario, apuntala, «se correrían riesgos para la salud de cada paciente que se sometiese a una intervención».
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