La cifra de contagios, casos activos y por tanto la incidencia acumulada en los últimos días, ya sea a siete o a catorce, ha ... dejado de ser un reflejo exacto de la evolución de la pandemia en La Rioja. La disminución en el número de pruebas y el hecho de que muchas de las personas que se autodiagnostican con test de antígenos no comunican su resultado positivo a Rioja Salud distorsionan la fotografía que hasta ahora había sido bastante precisa del COVID.
Publicidad
Ante este panorama, los resultados de los análisis que semanalmente se hacen de las aguas residuales antes de entrar a las estaciones depuradoras son un indicador que adquiere más peso a la hora de anticipar y medir la situación epidémica. Los contagiados por coronavirus excretan el virus incluso antes de saber que lo tienen, de ahí que el análisis de los lodos permite presagiar a corto plazo la tendencia de las sucesivas acometidas.
Así las cosas, de acuerdo con los resultados del último informe semanal del proyecto que dirige el Ministerio para la Transición Ecológica, en el marco del programa VATar-COVID-19 (Vigilancia de Alerta Temprana de Aguas Residuales), y para el que se tomaron muestras entre los días 9 y 15 de enero en las estaciones depuradoras de Logroño y Calahorra, la sexta ola ya habría alcanzado su pico en La Rioja y estaríamos en una fase de estabilización.
Pese a la tendencia a la paralización de los contagios –todavía no habrían entrado en fase de descenso– lo cierto es que la presencia de coronavirus en las aguas residuales se encuentra en máximos históricos. En esta sexta ola se han batido todos los récord, incluyendo la primera en cuanto a la carga virus del SARS-CoV-2 en aguas fecales. Una realidad que coincide con el elevadísimo número de contagios provocados por la variante Ómicron.
Publicidad
Según este mismo informe, los datos de las EDAR de Logroño y Calahorra, ambas gestionadas por el Consorcio de Aguas y Residuos de La Rioja, han anticipido a lo largo de las sucesivas olas la evolución de la pandemia. La última no es la excepción y en diciembre, los datos que arrojaron las muestras tomadas en la semana del 19 al 25 de diciembre pasados, justo la previa a la Navidad y la de inicio de vacaciones escolares, anunciaron la virulencia de contagios posterior, superándose los 6.500 casos activos en La Rioja a finales de 2021. Ocurrió lo mismo hace un año, el incremento de la carga viral en las excreciones predijo el máximo de la tercera ola.
Precisamente, uno de los objetivos del programa VATar, en el que participan 38 estaciones depuradoras de todo el país, es que los resultados sirven a modo de alerta temprana, debido a que las personas infectadas excretan el material genético del virus antes incluso de presentar síntomas clínicos y ser diagnosticados. Por tanto, puede ser detectado en las aguas residuales antes incluso de que la propia persona sea consciente de estar infectada o cuando la persona curse como asintomática. El tiempo y la cantidad exacta de material genético que cada persona excreta continúa siendo una incógnita. No obstante, los estudios publicados hasta el momento apuntan que el virus se puede detectar en muestras de heces durante periodos más largos que en muestras nasofaríngeas. También hay que tener en cuenta otros factores, como las precipitaciones caídas en el día de recogida de las muestras o el día previo porque pueden diluir la presencia del virus.
Publicidad
Si las aguas que se recogen antes de entrar en las depuradoras son un termómetro de la intensidad de la pandemia del coronavirus, también lo son de las cepas que circulan en un momento determinado y, sin ninguna duda, las versiones Ómicron y Alfa de COVID con mayoritarias en La Rioja.
De hecho, de acuerdo con el mismo informe el Ministerio para la Transición Ecológica, en la estación depuradora de Logroño –que procesa las aguas sucias de Logroño, Albelda, Alberite, Lardero, Nalda, Viguera y Villamediana de Iregua– el 99% de las trazas de virus detectadas se corresponden con las variantes Alfa y Ómicron y en la de Calahorra, estas mismas cepas hacen pleno.
Publicidad
De hecho, desde la aparición de Ómicron, la dominancia de la variante Delta se ha visto paulatinamente reducida en las aguas residuales analizadas dentro del proyecto VATar-COVID-19, hasta que la segunda semana de enero se registró en la mayor parte de las 38 depuradoras EDAR del proyecto un descenso drástico. Sin duda, la variante Ómicron ha desplazado casi por completo a la variante Delta.
Si en el conjunto del país el nivel medio de concentración de SARS-COV-2 en las aguas residuales parecía haber alcanzado entre el 19 y el 25 de diciembre del año pasado su máximo histórico desde que comenzó la pandemia, los resultados procedentes de la toma de muestras realizada entre los días 2 y 8 de enero confirmaron que se había detectado un nuevo récord en los niveles de presencia del virus. Los datos de este periodo se han convertido en los más altos de la serie histórica que comienza en junio de 2020, superando el anterior máximo, el registrado entre el 19 y 25 de diciembre. Esta tendencia constante de aumento, presente durante las últimas semanas de media entre las 38 estaciones analizadas, según se refleja en el informe del Ministerio para la Transición Ecológica, podría indicar que aún no se ha llegado a los niveles de detección máximos en las aguas residuales. No obstante, en algunas ciudades, como es el caso de Logroño y Calahorra, aunque esta última en menor medida, comienzan a detectarse posibles señales de estabilización.
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.