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Hace un mes no había ningún enfermo de coronavirus ingresado en el hospital San Pedro. A los pacientes de enfermedades infecciosas, según la distribución habitual del centro sanitario, se les acomodaba en un ala de la séptima y última planta del edificio.
Treinta días después, el embate del virus ha obligado a modificar toda la estructura interna del hospital, que ya cuenta con pacientes del COVID-19 repartidos por seis de los siete pisos del edificio. Según los datos aportados ayer por el Gobierno de La Rioja, 311 personas permanecen ingresadas en planta del San Pedro y otras 38 se encuentran en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). El coronavirus ocupa dos plantas enteras (la quinta y la sexta) y áreas bien delimitadas de los pisos segundo, tercero, cuarto y séptimo. Los demás servicios han tenido que distribuirse por los espacios restantes del hospital. El Ejecutivo riojano insiste en que, pese a la reorganización forzosa del centro sanitario, las demás unidades siguen funcionando con cierta normalidad. El portavoz, Chus del Río, se refirió el pasado jueves de manera especial al «Código infarto» y al «Código ictus», que siguen manteniéndose «absolutamente activos».
Si bien un simple vistazo al dibujo de la nueva organización del hospital sirve para comprobar el durísimo ataque del COVID-19 y la presión que está suponiendo sobre el sistema sanitario riojano, el director del área de Salud, Alberto Lafuente, enfatizó el pasado 31 de marzo que la tasa de hospitalización de La Rioja por causa del coronavirus (ligeramente por encima del 30%) está muy por debajo de la media nacional, situada por encima del 50%. «Esa tasa tan baja es porque nuestro sistema está sustentado en la atención primaria y los pacientes están perfectamente atendidos», destacó Lafuente.
De los 1.360 casos activos, 431 han requerido ingreso hospitalario. De todos ellos, 349 están en el San Pedro. Los demás se encuentran en la Fundación Hospital de Calahorra, en Los Manzanos y en el CRMF de Lardero. El Hospital de La Rioja pronto acogerá sus primeros pacientes de COVID-19, lo que contribuirá a desahogar un tanto la presión asistencial, sobre todo gracias a la reubicación de los pacientes en convalecencia o menos graves. Esta situación, unido al hecho de que, como ayer destacó Chus del Río, «se están registrando más altas que ingresos», invita a un moderado optimismo sobre la resistencia del sistema hospitalario. Por el momento, y en apenas un mes, el hospital San Pedro ha mudado de entrañas casi por completo.
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Estíbaliz Espinosa | Logroño
Carmen Nevot | Logroño
Cristina Cándido y Álex Sánchez
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