El año pasado no pudo arrancar mejor para las agencias de viaje de La Rioja. Tras un 2019 «fantástico» que remontaba definitivamente el lastre sobrellevado desde la crisis de 2008, la actividad siguió creciendo en los dos primeros meses de 2020. «Las reservas se ... hacían con mucha antelación, el gasto de cada viaje era alto... Tendría que haber sido uno de nuestros mejores años», rememora Jesús Ángel Herrera. La eclosión del COVID quebró esa tendencia y el ejercicio que estaba llamado a ser fructífero mutó en un equilibrio de supervivencia al albur de las restricciones de movilidad que se iban imponiendo. «El objetivo compartido entre los asociados fue resistir», detalla el presidente de la asociación del ramo integrada en la FER. Y así ha sido pese a una estadística relativizada por el tamaño del sector o la inclusión de servicios particulares. Las miradas apuntan hoy al futuro inmediato y la clientela local. «No podemos ir más allá hasta que se levante el estado de alarma», asume Herrera consciente de la prioridad sanitaria, pero exigente con las ayudas de la Administración.
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