Íbamos por la redacción dándonos gritos. Yo te decía «¡Sandriii!» y tú respondías «¡Charlyyy!» y hoy nos has dejado mudos, llorándote entre las mesas. Has sido una compañera excepcional y una periodista extraordinaria, pero eso lo sabe cualquiera que te haya conocido. Lo que no ... sabe la gente es cómo te apagaba yo la luz cuando estabais en maquillaje y te escuchaba chillarme entre risas mientras huía corriendo, o las cenas en tu piso de estudiantes en Bilbao, unos niños universitarios comiendo pizzas precocinadas y aprendiendo no un oficio, sino una forma honesta y comprometida de mirar la vida.
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El destino nos llevó hasta Punto Radio, al periódico y las cámaras de TVR y fue un privilegio inmenso hacer este camino contigo. En las galas que presentábamos me numerabas a boli las tarjetas del guion para que no se me desordenasen, porque subir a un escenario contigo era garantía de éxito. Al terminar nos dábamos un abrazo, tú me decías «eres el mejor» y yo respondía que no, que la mejor eras tú y que nos dejásemos de piropos, que ya salían las croquetas y el vino.
'Corazón', me llamabas siempre, también ahora cada vez que nos veíamos en alguna convocatoria de Salud. Cuánto te hemos querido, Sandra, corazón de nuestra redacción y la sonrisa más luminosa que ha tenido TVR.
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