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Marta López, con un cigarrillo en el exterior de un bar de la capital riojana. JUSTO RODRÍGUEZ
La controversia está en el aire

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Hostelería ·

Los clientes fumadores de las terrazas no ven con buenos ojos la posibilidad de prohibir definitivamente el consumo de tabaco en el exterior de los locales

Viernes, 15 de julio 2022, 02:00

No es fácil encontrar a gente fumando un pitillo en las diversas terrazas de Logroño. Las campañas de concienciación y las restricciones de fumar en espacios al aire libre animaron a muchos a dejar de consumir tabaco. Eso y la subida continuada de los precios de cajetillas y tabaco de liar. Algunos aprovecharon el confinamiento para abandonar el hábito y otros recayeron cuando se inauguró la 'nueva normalidad'. De hecho, los riojanos gastaron durante 2021 más de 68 millones de euros en la compra de cigarrillos. Una subida en el consumo que rompía el descenso continuado de los últimos doce años, a pesar de que el tabaquismo está detrás de muchas enfermedades como cardiopatías e infartos cerebrales.

Las ventajas de dejarlo son importantes. La principal es que, después de 15 o 20 años de haber apagado el último cigarrillo, el riesgo de desarrollar una enfermedad relacionada con el tabaco disminuye. Sin embargo, hay quienes se resisten a dejarlo. Algunos de ellos se deleitaban ayer fumando un cigarrillo mientras tomaban un café o una cerveza en una de las muchas terrazas que ocupan plazas y aceras de la ciudad. Es el caso de Carmen. Asegura que el tabaco que fuma «es light, para embarazadas», mientras enciende un largo cigarro blanco, sin marca reconocida. «No suelo fumar mucho», explica. «A veces un par de cigarrillos cuando salgo a tomar algo, aunque otras veces me acabo un paquete sin darme apenas cuenta». Carmen recuerda, sin atisbo de melancolía, la época de pandemia cuando no se permitía fumar en las terrazas. «Nunca lo entendí por qué hay terrazas que están completamente abiertas y allí no molestas a nadie» afirma. «A las personas que les preocupe el humo del tabaco pueden irse a otro sitio», expone.

Con esta idea coincide uno de los parroquianos de una popular terraza de la Gran Vía logroñesa. No quiere dar su nombre pero sí muestra orgullo de fumador. «Llevo haciéndolo casi toda mi vida sin molestar a nadie», relata, «y cuando me han llamado la atención por fumar cerca de otras personas, lo he apagado y punto». Este vecino de la capital riojana ve «pero que muy mal» que se restrinja definitivamente el consumo del tabaco en las terrazas y lamenta que los responsables políticos se limiten solamente a «prohibir y prohibir, sin pensar en los ciudadanos».

«Prohibir no sirve para nada»

Marta trabaja como camarera en la terraza de una cafetería de avenida de Portugal de Logroño. No quedan muchas mesas libres a pesar del intenso calor de la mañana. Bajo los toldos oscuros se resguardan muchos de sus clientes mientras aprovechan para leer el periódico. Alguno de ellos enciende un cigarro y toma un sorbo de café. La camarera aprovecha un rato en el que la barra del bar le da un respiro en una jornada intensa de trabajo para salir a fumar a las puertas del local. «Me parecería una medida absurda la prohibición de fumar al aire libre, en terrazas, para siempre», opina, mientras algunos de sus clientes fumadores suscriben sus palabras y hasta hay quien la anima con algún tímido aplauso.

«Aún recuerdo que, cuando se prohibió fumar en las terrazas por el tema del COVID, mucha gente se molestaba, sobre todo cuando tenías que recordarle que no estaba permitido», insiste. «Estoy completamente en contra de esa medida y la mayoría de nuestros clientes, también. Además, prohibir no iba a servir de nada. Para eso, que prohiban totalmente la venta de tabaco».

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