Domiberia Group y Grafometal, dos empresas que no han 'sufrido' en demasía el parón por la crisis. L.R.

Contribuyendo a las primeras necesidades

Metal | La industria riojana del metal más relacionada con el sector alimenticio y conservero ha visto reforzada su actividad en la crisis

Nuria Alonso

Logroño

Jueves, 11 de junio 2020, 09:27

No ha habido sector productivo que haya salido indemne de la crisis del COVID-19. Pero algunos han podido bregar con tan complicado panorama de una forma más o menos digna. Para el presente y, sobre todo, el futuro de sus plantillas. Dos ejemplos lo ... encarnan dos empresas del metal ubicadas en La Rioja: Domiberia Group y Grafometal. La producción de ambas está estrechamente relacionada con el sector de la alimentación, uno de los pocos que no ha sufrido parón; más bien al contrario. De hecho, en el caso de Grafometal, su director general, Daniel Marín, reconoce que incluso han visto adelantada su 'temporada alta' en marzo y abril: «Nuestra época de mayor trabajo se concentra habitualmente en mayo, junio y julio, pero este año se ha adelantado», apunta el responsable de Grafometal, empresa que se centra en la impresión gráfica sobre hojalata. Las razones se basan en el espectacular aumento de la demanda de conservas durante el inicio del confinamiento. «Los dos primeros meses recibimos más pedidos porque el consumidor se abasteció en exceso; ahora está ocurriendo justo lo contrario: la demanda está más baja de lo que debería», detalla Marín.

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Similar situación ha vivido Domiberia. Dedicada a la fabricación de envases, también ha visto reparada en cierto modo la afectación por el COVID-19 gracias a su sección de recipientes para alimentación. Así lo manifiesta su director comercial, Martín Moreno, que remarca que su producción habitual para el segmento industrial (pinturas, disolventes y similares) se ha visto ampliamente superada por la línea de alimentación para que, aunque desigualmente, se hayan equilibrado una y otra: «La gente arrasaba en los supermercados, lo que hizo que creciera considerablemente el sector de la alimentación». «A la vez, hubo una reducción drástica de la demanda de envases de gran tamaño, de 3 o 4 kilos, destinados a hostelería y restauración», explicita mientras prosigue que «también ha sido muy acusada la paralización de nuestro sector industrial, muy ligado a la automoción, la construcción...».

Dicho desequilibrio ha forzado que, en su caso, Grafometal haya tenido también que anticipar las contrataciones. Hasta tal punto que la compañía riojana ha alcanzado su cifra máxima de empleados durante el punto álgido de la pandemia, con 180 trabajadores. Ahora, superado el pico de trabajo, la empresa se encuentra con un ligero exceso de plantilla, aunque Marín es claro: «Ahí entra nuestro compromiso como empresa familiar: ellos han tenido un comportamiento excepcional y, una vez superado esto, el exceso lo absorbemos como un agradecimiento hacia ellos».

LOS NÚMEROS DE LA RIOJA

  • 80,1 millones de euros fue la cantidad que se registró en La Rioja en exportaciones de 'Metalurgia; fabricación de productos de hierro, acero y ferroaleaciones'.

  • 156,9 millones de euros alcanza el valor de las exportaciones de 'Fabricación de productos metálicos, excepto maquinaria y equipo' en el 2019

Medidas de seguridad

Ambos responsables atestiguan el reto que ha supuesto adaptarse a algunas medidas de seguridad que se iban decretando. En este sentido, Moreno, de Domiberia, apunta al «sentido común» para implementar las normas según se reclamaban desde las instancias gubernamentales. El inicial desabastecimiento de mascarillas o pantallas, gestionar la distancia de seguridad, abordar las entradas y salidas de la fábrica... La mayor dificultad estribaba, dice Moreno, en interpretar la maraña de normas que iban aprobándose. Y ha salido adelante gracias al diálogo con los comités de Seguridad y Salud de cada factoría, «elemento primordial a través de un diálogo diario».

Las dos compañías reflejan el éxito en la aplicación estricta de dichas normas, pues ninguna ha visto reducida su productividad por la enfermedad. Más que claro se muestra Marín sobre Grafometal: «Aquí el virus no ha entrado». Y lo dice con conocimiento de causa, pues la empresa realizó tests serológicos a la totalidad de su plantilla.

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Lecciones de futuro

También aplauden ambas empresas los aprendizajes extraídos de la crisis. Desde Domiberia, Moreno indica que «la pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de saber y poder adaptarse a los cambios, incluso en circunstancias tan complicadas como el que hemos vivido». «Otra de las lecciones es que tenemos la suerte de estar trabajando en un sector, como el de la alimentación, que siempre será necesario para la sociedad», lo que ha contribuido a poder «mantener los empleos».

Los responsables de Grafometal, por su parte, apuestan por fortalecer su línea de alimentación. Más aún, pues ya alcanzaba el 75% de su producción habitual, pero su afán ahora es reforzar la oferta para potenciales nuevos clientes. Sobre las lecciones asumidas, Marín repara en el compromiso de los trabajadores: «Para nosotros han sido fundamentales; las personas siempre son lo más importante, pero en tiempos difíciles más». «Esto nos ha servido para quitarnos muchas cosas superfluas, muchas visitas innecesarias, dedicar tiempo a situaciones que no hacían más que consumir tiempo y no generaban valor...», enumera Marín, que culmina con una conclusión: «La flexibilidad horaria y la vía telemática han llegado para quedarse».

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