Más que un contenedor de obras

La celebración de ayer del Día Internacional de los Museos busca ponerlos en valor y concienciar sobre el hecho de que «son un importante medio para el intercambio cultural, el enriquecimiento de las culturas, así como para el desarrollo de la comprensión mutua, de la colaboración y de la paz entre los pueblos», como constata el Consejo Internacional de Museos. Porque un museo, tal y como se presenta hoy en día, «ya no se concibe únicamente como contenedor de obras para la exhibición y la conservación, sino que es un espacio para el acercamiento a todas las realidades de nuestro tiempo», subraya Clara Colinas, coordinadora Académica del Máster en Gestión y Emprendimiento de Proyectos Culturales de UNIR.

Y como ese espacio vivo que es, implica grandes beneficios para la educación. «Las manifestaciones artísticas son la mejor herramienta educadora», ya que fomentan el pensamiento crítico, la reflexión, la atención y mejoran la expresión, entre otras cuestiones. Entre los más pequeños, por ejemplo, pueden «desde lo lúdico, desarrollar todas las habilidades y hacer frente a problemáticas concretas, como las del comportamiento». Asimismo, se puede trabajar con personas mayores. «Es interesantísimo, para integrar a este colectivo», resalta Colinas.

De ahí que el museo haya pasado a generar desde dentro «actividades paralelas, divulgar sus propios proyectos y, sobre todo, visibilizar y suscitar iniciativas que van más allá de las exposiciones». También existen departamentos de investigación que dan cabida a la aportación de expertos, permitiendo que el arte «vaya más allá y se esté contribuyendo a la visualización de sus fondos».

Sin lugar a dudas, el éxito de museos como el MoMA o el Metropolitan, en Nueva York, o el Tate Modern, en Londres, obedece a un gran trabajo. «Hablamos de décadas de trayectoria, con una línea muy definida, una colección de fondos de primer nivel, además de estar adaptados a los tiempos. El museo ha de ir evolucionando con él, porque son espacios vivos, abiertos a todas las colectividades, no como en el pasado que se dirigía a una muy concreta», destaca Colinas.

Para ella, ese éxito también guarda relación con su ubicación, «en entornos que también atraen a un gran número de público». Y todo ello se suma al boca a boca que contribuye a difundir, «aunque cada vez es más importante la tendencia a modelos descentralizados; es decir, llevar los museos a otros territorios». Para esta experta son cruciales las producciones temporales en paralelo que se realicen, ya que atraen a un público más diverso. «Estas grandes pinacotecas cuentan con departamentos muy profesionales muy expertos que se dedican a promocionar y proyectar la imagen de este museo».

Para avivar la diversidad de los públicos es fundamental adecuar cada proyecto expositivo. «Es decir, que sea apto para visitantes que vengan de fuera, que esté preparado para todas las edades o que sea de interés tanto para las personas no iniciadas como para el experto». Y más allá de lograr que los espacios museísticos estén bien preparados, desde el punto de vista de la cartelería –que esté todo bien documentado– o la señalización, deben tener apoyo de lo digital y de la tecnología para facilitar, de un modo no invasivo, «el acercamiento de los jóvenes al arte».

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