Un contenedor marrón, en una calle logroñesa. Irene Jadraque

El contenedor marrón se asienta ya en un centenar de municipios riojanos

La recogida selectiva de basura orgánica se ha extendido este año para alcanzar el objetivo de reciclar al menos la mitad de nuestros residuos

Sergio Martínez

Logroño

Sábado, 23 de diciembre 2023, 08:32

El marrón se ha extendido rápidamente entre la gama cromática de los contenedores que durante tanto tiempo han teñido nuestras calles de amarillo, azul, verde y gris. Los cubos destinados a los restos orgánicos ya están presentes en un centenar de municipios riojanos, cumpliendo con ... las últimas directrices sobre gestión de residuos que obliga a una recogida selectiva para un mejor reciclaje y aprovechamiento, de cara a que más de la mitad de nuestros desechos se reutilicen.

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En abril del 2022, la Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular fue el punto de partida para abordar una cuestión inevitable como es el reciclaje todos los desperdicios orgánicos que generamos y que suponen aproximadamente la mitad de nuestra basura. Sin ellos no se puede alcanzar una valorización real ni el objetivo marcado para 2025 de preparación y reciclado del 55% del peso de los residuos domésticos y comerciales. Por ello, a nivel regional se produjo una modificación del Plan Director de Residuos 2016-2026 de La Rioja que contemplaba ese nuevo marco normativo.

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Los residuos orgánicos o biorresiduos son desechos vegetales y de alimentos cuyos componentes se degradan biológicamente: restos de jardinería, de comida, café, infusiones, servilletas y papel de cocina usado… Hasta ahora, esta basura se ha recogido dentro de la fracción resto, los contenedores genéricos (verdes o grises), conjuntamente con todo lo que no podía reciclarse, frente a la selección ya asentada de envases, papel y cartón o vidrio. Una vez en el Ecoparque de La Rioja, los biorresiduos se separaban y dirigían a la zona de compostaje.

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Casi la mitad de los residuos de la fracción resto se convertían en material orgánico tratado, destinado principalmente a cobertura para vertedero, pero también para fangos y, en mucha menor medida, para compost agrícola. «Al tratarse de materiales que han estado en contacto con otros restos, se consigue materia de poca calidad. El objetivo con la recogida selectiva es tener un material de mayor valor y que pueda usarse en la agricultura», explica José María Infante, director general de Calidad Ambiental.

Impulso económico europeo

En todo este cambio de paradigma se parte de cero hacia un ambicioso objetivo. El impulso llega desde los conocidos fondos europeos Next Generation, que en La Rioja financian las nuevas fórmulas de recogida y tratamiento de la materia orgánica con 5,7 millones de euros. La mitad de ellos (2,81) irán destinados a una futura ampliación del Ecoparque, precisamente enfocada a gestionar la mayor demanda de reciclaje con la inclusión de más material orgánico. Se licitará en las próximas semana y concluirá a finales de 2025. Por el momento, las actuales instalaciones son suficientes para el material generado. Además, en el futuro, el propio Plan Director riojano plantea el estudio de la creación de dos plantas intermedias en los entornos de Nájera y Calahorra.

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Actualmente, el orgánico recuperado de la fracción resto se convierte en compost tratado, principalmente para cobertura de vertederos

La otra mitad de los fondos comunitarios (2,79 millones) ya se han invertido en la implantación de los sistemas de recogida selectiva a través de subvenciones al Consorcio de Aguas y Residuos y al Ayuntamiento de Logroño, además de dos pequeñas partidas para compostaje comunitario en Ocón y el barrio de El Cortijo. En la capital, la experiencia piloto con el contenedor de biorresiduos surgió en 2021, antes incluso que la propia normativa, y ya está asentada en toda la ciudad.

Los 5,7 millones de los fondos europeos se reparten entre la futura ampliación del Ecoparque y la implantación de la red de recogida de orgánica

En el resto de La Rioja, desde enero se ha extendido esa mancha marrón que ya ha consolidado en 94 municipios la recogida selectiva de desperdicios orgánicos con contenedores específicos y rutas de transporte. Otras 34 localidades tendrán este sistema implantado en breve, con lo que se alcanzará al 98,3% de la población riojana. «Partimos hacia un futuro en el que el residuo rechazado debe ser menor al 10% y, por lo tanto, tenemos que pasar antes por retirar aquello que podemos separar y reutilizar», indica José María Infante.

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La transición hacia una mejora de nuestra economía circular tiene como base el material orgánico. Cada riojano genera al año cerca de 400 kilos de basura, de los cuales solo una quinta parte (73,8 kg en 2020) acaban en los contenedores de recogida selectiva:azul de papel y cartón, amarillo de envases e iglús de vidrio. En la parte positiva está que los riojanos reciclamos el doble que dos décadas atrás, la mala, que queda mucho por hacer para convertir a esa basura que vuelve a la cadena en mayoritaria sea del material que sea.

La gran mayoría de nuestros desechos termina en la fracción resto. Precisamente, entre lo que los riojanos echamos a los contenedores clásicos, verdes o grises genéricos, la mitad es basura orgánica que podría ser aprovechada en caso de introducirla ahora en el cubo marrón. La otra mitad de la fracción resto la componen envases (12,6% del total), material de celulosa como toallitas o pañales (9,6%), papel y cartón (8,5%), textiles (4,1%) o vidrio (3,3%).

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Rutinas y concienciación

La intención en los próximos tres años es alcanzar las 15.000 toneladas de recogida selectiva de biorresiduos. La realidad actual está muy lejos, los riojanos no sienten todavía el contenedor marrón como algo cotidiano. «Existe un tema de sensibilización, no tenemos aún conciencia de para qué sirve o porqué se hace esto. Además, hay algunos mensajes de desinformación sobre que no sirve de nada separar la basura y reciclar, que han hecho mucho daño», señala el director general de Calidad Ambiental, José María Infante. En este sentido, la campaña 'La orgánica, al marrón' se ha acercado a numerosos municipios con charlas informativas, paneles, visitas puerta a puerta, reparto de cubos y bolsas compostables.

El primer paso es explicar a los riojanos la importancia de reaprovechar la mayor cantidad posible de nuestros desperdicios, y entre ellos irremediablemente se incluye el material orgánico, los restos de comida, lo que más desechamos. Es también objetivo de las autoridades incidir en la manera en la que se cierra el círculo, del contenedor al Ecoparque, a un proceso de entre tres y cuatro meses de descomposición, maduración y tratamiento para obtener un compost que repercutirá en abono y sustento para la tierra y el sector agrario y que, finalmente, contribuirá a la producción de nuevos alimentos.

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