Secciones
Servicios
Destacamos
40 años del 23-F y Luis Javier Rodríguez Moroy, mirando a algún sitio muy lejos de los focos del plató, volvía a recordarlo todo: «No te da tiempo a pensar, el primer momento es de absoluta sorpresa e intranquilidad». Íbamos proyectando esas secuencias sepia ... de tricornios y tiros en el Congreso mientras Luis Javier Hablaba, y en el plató Toño, Kike y yo le escuchábamos como los niños de una tribu antigua oían a los guerreros contar lances y aventuras alrededor de una hoguera; no sé si ese efecto impresionante se trasladó a los espectadores, pero sospecho que sí. Luego le pregunté qué imágenes le venían a la cabeza al revivir ese día y, junto al recuerdo de su familia, dijo: «A Suárez dando la orden de deponer las armas, Gutiérrez Mellado enfrentándose a ese títere que había asaltado el Congreso y, sobre todo cuando sacaron de la sala a Suárez, a Felipe, a Guerra, a Carrillo y a Rodríguez Sahagún... yo desde luego pensaba que eso no iba a acabar bien».
No es uno del todo consciente del privilegio que es contar con esta gente en TVR, Luis Javier y el resto de colaboradores, con quienes hacemos secciones periódicas o tertulias políticas y deportivas, personas que dedican un rato cada diez o quince días para venir al plató y compartir su tiempo con nosotros y con los espectadores.
Kike Borba, el fichaje más reciente, me dijo con su acento cadencioso del español rioplatense «Carlos, pero cuánta gente ve esta tele. No sabés todos los que me dijeron».
Recordamos la efeméride, 40 años del 23-F, con esos fastos deslucidos por la pandemia a la que con las vacunas vamos ganándole el pulso. Contaba Toño del Río la ilusión que vio brillar en los ojos de su madre cuando le dijo que pronto la iban a llamar para recibir la dosis. Tiene que ser para ellos una sensación rarísima, una mezcla de felicidad y alivio, de emociones condensadas durante un año y a las que por fin dar salida. Sara Alba lo relataba en la entrevista del miércoles: «Con 103 años, una vecina de Torrecilla en Cameros se había arreglado para ir a vacunarse... con estas situaciones recargamos el corazón».
Es emocionante eso, comprender que es una reacción lógica en este año sin abrazos ni celebraciones, en el que no ha habido verbenas en los pueblos ni carnavales ni nada; hay que celebrar lo que uno pueda. «Muchos vienen y se sacan una foto en el momento de recibir la vacuna», nos contaba sonriendo tras la mascarilla la enfermera Sara Mazo desde la Fundación Hospital de Calahorra. Esa felicidad contagiosa por la vacuna nos demuestra las ganas de tenemos de compartir con los demás la alegría, aunque no sea más que la foto de un instante breve como el resplandor de un rayo, que es lo que dura la aguja clavada en el hombro remangado. Porque esto que nos está tocando vivir pasará, pero se nos quedará dentro, y en un tiempo enseñaremos esas fotos a otra gente que nos verá alucinada, como nosotros escuchábamos el otro día a Luis Javier contarnos el 23-F.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.