José Antonio Ciordia, durante el curso que impartió a Diario LA RIOJA. IRENE JADRAQUE/SADÉ VISUAL
Con la Policía Nacional

Cómo conducir para ahorrar más y contaminar menos

Diario LA RIOJA se sube a un vehículo oficial de la Policía Nacional para conocer de primera mano cómo se puede ahorrar combustible, reducir la contaminación acústica y atmosférica y prevenir los accidentes de tráfico

Viernes, 1 de marzo 2024, 07:28

Pasadas las nueve y media de la mañana, apenas había tráfico en la capital riojana: apenas había vehículos estacionados en doble fila y algunos conductores, aún somnolientos, aguardaban pacientemente su turno para poder incorporarse al otro carril y esquivarlos. En medio de todos ellos, por ... el carril de acceso que va desde la Jefatura Superior de la Policía Nacional de La Rioja hacia la calle Sorzano, se asomaba un furgón oficial con dos acompañantes que diferían de quienes se suelen montar en su interior: con una periodista y una fotógrafa que conversan con el oficial de policía que lo conduce, tomando notas, sacando fotografías y vídeos.

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Y todo, porque Diario LA RIOJA pudo sumergirse ayer en el curso 'Conducción Eficiente' –que la Policía Nacional impartió durante la pasada semana a más de 42 funcionarios– para conocer de primera mano en qué consiste este método y los beneficios de aplicarlo. Entre otras ventajas, ayuda a «reducir el consumo de carburante, lo que es importante económicamente, porque gastamos menos; y al cambiar a marchas más largas, disminuyen las revoluciones por minuto, por lo que la contaminación acústica y atmosférica es menor», explica José Antonio Ciordia, oficial de policía y especialista en Formación Vial.

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Para comprobarlo, este diario se ha adentrado en un recorrido de seis kilómetros por distintas calles de Logroño (Sorzano, La Cava, Portillejo, Alfonso VI, Siete Infantes de Lara, Pepe Blanco, Duques de Nájera, Marqués de Murrieta, avenida de Burgos o Fueros, entre otras), en las que se pusieron en práctica diferentes recomendaciones en las rectas, glorietas, pendientes y descensos de las citadas vías para poder ahorrar al volante.

Lo principal, en cualquier caso, es iniciar el recorrido en la primera (marcha) y, a los dos segundos o a los seis metros de conducción, «cambiar ya a segunda». «Hay que ir a velocidades constantes e uniformes, sobre todo a marchas largas y revoluciones bajas, porque está demostrado que con una conducción eficiente se reduce el consumo de un 10 a un 25%», asegura el especialista en Formación Vial.

LAS FRASES

«Reduce el consumo, porque gastas menos, y al cambiar a marchas más largas, la contaminación acústica es menor»

«Hay que ir a velocidades uniformes; con una conducción eficiente se reduce el consumo de un 10 a un 25%»

José Antonio Ciordia

Oficial de policía y especialista en Formación Vial

Otro aspecto fundamental, como detalla Ciordia, consiste en «anticiparnos al resto de conductores que, en un momento dado, paran en doble fila o entran en las glorietas por el carril interior, porque al anticiparnos la distancia de seguridad es mayor y se evitan muchos accidentes de tráfico», resalta. De ahí que «si vamos en cuarta y vemos que hay un autobús o un coche en doble fila, en vez de frenar detrás, los intentamos evitar». En las rotondas, asimismo, «nos anticipamos y si vemos que no viene nadie, entramos en tercera, sin cambiar», afirma mientras hace hincapié en que es «importantísimo» usar los retrovisores, sobre todo en las glorietas y en los ascensos, «es mejor acelerar al principio de la subida».

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De ahí que esta formación no sea baladí. «El cambio de revoluciones entre 2.000 y 2.500 hace que los motores vayan menos revolucionados y, por tanto, los ciudadanos escuchan menos ruidos, al igual que nosotros a la hora de patrullar; se emiten menos agentes contaminantes a la atmósfera y se alarga la longevidad del vehículo al hacerse un menor uso del embrague y del freno», resalta. En la primera tanda, de hecho, «vimos un consumo excesivo, de 7,4 litros, e incluso alguno de 8 litros, que conseguimos bajar a 6,4 o 5,7 litros al llevar una velocidad uniforme, marchas largas y anticiparse al resto de conductores en un recorrido pequeño, de seis kilómetros». Todo ello, «extrapolado a un uso del vehículo de unos 15.000 kilómetros al año, se notaba que algún alumno del curso conseguía un ahorro de unos 500 euros anuales».

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