Condenado a 20 años de cárcel el parricida de Nájera

En una sesión que apenas se prologó por más de quince minutos, el portavoz de los miembros del juradomanifestó la posición contraria del tribunal ciudadano a que el acusado solicitara la gracia del indulto. Un veredicto que, según dijo, basaron en la propia confesión del procesado cuando llamó el mismo día del crimen llamó al SOSRioja y dijo: «He matado a mi madre». Poco después, también reconoció que el cuchillo y el martillo eran suyos.

El veredicto de culpabilidad era más que probable después de que la Fiscalía y la defensa alcanzaron un acuerdo de conformidad antes del inicio de la vista por el que consideran que el procesado es el autor de un delito de asesinato sobre persona vulnerable por su enfermedad y discapacidad, con la agravante de parentesco y atenuante de alteración psíquica muy cualificada. Por este delito solicitan una pena de 20 años de cárcel y libertad vigilada durante diez años una vez transcurrida la pena privativa de libertad. Además, piden que abone una indemnización de 25.000 euros a cada uno de sus dos hermanos.

Durante la única sesión de juicio, el acusado reconoció que le quitó la vida a su madre porque ella se lo pedía. Primero intentó clavarle un cuchillo en el corazón y después la atacó con un martillo golpeándole en la cabeza. Relató que su progenitora sufría una serie de patologías que se habían agravado en los últimos años hasta el punto de que su movilidad era muy reducida y apenas tenía vista. A ello se sumaba la depresión que padecía desde que en 2005 el padre del procesado se quitó la vida ahorcándose. Nueve años después, madre e hijo protagonizaron un intento de suicidio conjunto.

El propio procesado, que ha requerido varios ingresos psiquiátricos, reconoció que sufre una enfermedad con la que «no soy persona», dijo. El confinamiento supuso la puntilla y para entonces había dejado de tomar la medicación «por dejadez». En la actualidad, el supuesto parricida sigue tratamiento psiquiátrico en el centro penitenciario de Logroño, donde se encuentra desde el día del crimen: 2 de junio de 2020.

Los peritos forenses que declararon en el juicio aseguraron que el ataque fue «muy colérico». «Es una agresión en la que se ha utilizado mucha ira y mucho rencor; cuando atacó a su madre la estaba odiando», dijo, aunque pudo haberse arrepentido después, de ahí su intento de suicidio. De hecho, «si hubiesen tardado más lo habrían encontrado muerto».

En relación a la imputabilidad del presunto parricida, los forenses le describieron como una persona «peculiar» con una patología psiquiátrica desde 2005. Ese año él y su hermano encontraron el cuerpo de su padre cuando acababa de quitarse la vida ahorcándose. A partir de ese momento, el acusado protagonizó varios intentos de suicidio.

Si bien no se le detectó una patología psiquiátrica por la que perdiera el sentido de la realidad, sí presentaba una alteración de la personalidad. «Estaba trastornado de alguna manera y además tenía una inteligencia límite, pero es una capacidad que no impide a nadie tener una vida completamente normal y adaptada a su entorno social». Era una persona «rígida e inflexible» con tendencia a la «exasperación colérica con los demás, se enfadaba con todo el mundo cuando tenía un problema que no sabía resolver». Vivía con su madre, una mujer «muy dependiente y reclamadora de cuidados», a lo cual se sumó el confinamiento que «le impedía tener la salida de irse de casa».