Concha Andreu contra cinco sombras

A cambio, han de luchar contra un poderoso enemigo externo, la ola que, en lo nacional, parece apuntar a un cambio de ciclo a favor del PP y en contra del PSOE. Cierto es que la euforia de los 'populares' tras el repaso andaluz parece haberse enfriado algo. Pero las esperanzas del Gobierno de La Rioja de mantenerse cuatro años más pasan por el tirón de Moncloa. Y rara vez han conseguido los votantes riojanos sustraerse al tirón del caballo ganador nacional.

Esa es la ola a la que espera subirse el PP, buscando recuperar lo que perdió tras 25 años de gobierno. Si Feijóo mantiene su empuje, el principal enemigo de los 'populares' riojanos no será Andreu, sino más bien ellos mismos. Olvidada por fin la opción Gamarra, el PP riojano se encamina de cabeza a un congreso pugilístico. Alberto Bretón ya ha dado un primer paso para demostrar que no contempla acuerdo que no sea con él de candidato. Ahora el resto debe aceptar o no el combate, pero las posibilidades de una transición tranquila parecen, ahora mismo, mínimas.

Tanto Andreu como su desconocido rival aspirarán a marcarse un Juanma Moreno: hacerse con una mayoría absoluta que nadie esperaba. Pero si eso no llega, cada uno deberá sumar con quien pueda. Y ahí la incógnita se multiplica.

El PSOE tiene una muleta segura en lo que antes era Unidas Podemos y ahora parece que será el 'Sumar' yolandista. Al menos, La Rioja parece terreno ganado para la vicepresidenta.

La muleta del PP se llamaría Vox, una marca que parece estar perdiendo la pujanza que hace poco se le suponía. Y quedan otras dos incógnitas: si Ciudadanos conseguirá evitar su desaparición y si el PR+ podrá volver al Parlamento.

El PSOE está en modo lanzamiento. Hoy, por ejemplo, ha convocado un acto para celebrar tres años de mandato, cuando conmemoró sus mil días hace dos meses y pico. Repetir efeméride es un poco lo de menos; lo de más es la señal: que los de Andreu quieren acelerar todo lo que puedan la maquinaria apoyándose en esa poderosa muleta que se llama Gobierno de La Rioja. Es además una muleta reforzadísima. Los fondos europeos, las transferencias del Estado y una recaudación en alza harán que el Ejecutivo tenga en sus manos en pleno año electoral más dinero público que nunca en la historia. Eso, con una oposición desaparecida.

¿Todo a favor? Todo menos, de momento, la tendencia electoral nacional. Que suele ser un enemigo insuperable en La Rioja.

El PP riojano aún se lame las heridas del cisma de 2017, que marcó la legislatura, abrió al partido en canal y explicó gran parte de su declive. Todo parece encaminar a un congreso con pelea. Génova ha descartado a Cuca Gamarra, que ya no está para estas cosas. Quedan, así, Alberto Bretón (que ya ha movido a los suyos: o él o primarias), Alfonso Domínguez y quien sabe si la tercera vía que patrocinaban Cuevas y Garrido.

Todo ello, además, sin fecha para el congreso regional que ha de decidirlo, sin cabeza visible que se contraponga a Andreu y sin el movimiento total que se necesita para armar candidaturas en los municipios riojanos.

¿Todo en contra? Todo menos Feijóo y la secular implantación territorial del Partido Popular riojano, siempre difícil de superar.

Malas son las perspectivas de Ciudadanos. Los 'naranjas' no tienen por ahora ni siquiera dirección regional, asumidas sus competencias por Madrid. Y todas las señales son feas: cisma interno, resultados lamentables en las últimas convocatorias y una tendencia nacional que ya les da prácticamente por cadáveres andantes.

Pocas veces se ha visto en La Rioja una convergencia tan total entre Izquierda Unida y Podemos. Ni siquiera antes de las anteriores elecciones, a las que fueron juntos casi por obligación. Ahora, ambas formaciones intentarán, por un lado, olvidar la sombra de la consejera tránsfuga Raquel Romero; y por otro, capitalizar el protagonismo de Henar Moreno, socia con voz propia del Gobierno del PSOE y muy hábil a la hora de promover su agenda propia.

Todo parece conducir a que la misma Moreno será la cabeza de cartel de este espacio en La Rioja, con toda seguridad bajo la marca del 'Sumar' de Yolanda Díaz, y con Arantxa Carrero (Podemos) por detrás. De su éxito dependen, en gran medida, las posibilidades de sobrevivir del Gobierno de Andreu.

Hace menos de un año, la marca de la derecha-a-la-derecha-del-PP parecía imparable. Las elecciones de Castilla y León parecían refrendar la tesis de que el PP solo podría gobernar si se apoyaba en los de Santiago Abascal. Andalucía marcó sin embargo otro camino: Moreno fue capaz de articular un discurso más amable y de arrasar con él en el electorado, refrendando de paso la apuesta de Feijóo por un partido en el que quepa tanto eso como una Ayuso.

En La Rioja, Vox está desaparecido. Madrid hace y deshace la estructura regional del partido, ahora comandada por una poco conocida Muskilda Espinosa, y con una actividad pública nula. De candidatos nada se sabe, más allá de que la elección vendrá únicamente marcada por lo que diga Madrid.

En una época en que los pequeños partidos provinciales parecen surgir como una opción, queda por saber si el Partido Riojano podrá volver a la cámara regional. Puede que la desaparición de Cs liberara algo de electorado sin patria para los de Rubén Antoñanzas, que deberá decidir: Ayuntamiento o Parlamento. No es fácil.