Los concesionarios reducen los plazos de entrega a la mitad al crecer la llegada de coches

Porque la crisis de suministro de semiconductores persiste y hay fabricantes que todavía no pueden normalizar la producción en sus cadenas de montaje. «Y también es cierto que hay modelos donde estamos teniendo más dificultades, pero en nuestro caso por ejemplo con el Captur, el Megane o el Arkana se está haciendo un esfuerzo para cubrir la demanda de los clientes», explica Jesús Romero, responsable de Auto Urbión (Renault y Dacia).

Precisamente, uno de los problemas con lo que se están encontrando en los concesionarios es satisfacer los plazos de entrega pactados cuando se concreta la operación. «Pero poco a poco los vamos reduciendo, más o menos a la mitad, de seis meses a tres, hablando de un promedio», señala Alberto Oteo, que está al frente de Riauto (Peugeot, Jaguar, Land Rover y Opel). En este sentido, Salvador Fernández detalla que los vehículos que «nos llegan de Eslovaquia ahora lo hacen cada mes y los de Corea cada tres» cuando hasta hace pocas fechas «estábamos dando plazos más largos», entorno a cuatro y ocho meses, respectivamente.

Eso sí, este fabricante está planteando a sus establecimientos de venta la importancia de generar pedidos. «Se ha convertido en una obsesión, pero de esta manera quieren saber el número de coches que se van a vender y quieren ser más eficaces y controlar los costes. Ya no envían modelos para tener en stock en el concesionario», apunta el gerente de Garte Turismos.

Recuperar el ritmo de ventas «nos va a costar bastante», asume Nerea Cuadra, de Rioja Motor (Volkswagen, Audi, Skoda, Seat y Cupra), «porque siguen los problemas de los microchips, con lo que aunque empiezan a llegar coches todavía existen retrasos, y porque todos conocemos la actual situación económica» con la inflación desbocada y la crisis en los bolsillos de los ciudadanos.

En este sentido, la media mensual de matriculaciones en La Rioja en lo que va de año es inferior a la del periodo enero-agosto de 2021 –ahora 235 y entonces 246– y los concesionarios de la comunidad han de vender 1.075 vehículos antes de cerrar 2022 para superar los registros del anterior ejercicio, según los datos de Faconauto, la patronal del sector en España. «La incertidumbre sigue siendo grande y eso no es bueno para nuestro negocio, pero confiemos en que la situación se reconduzca en el tramo final del año», asevera Jesús Romero.

Pero los diferentes gerentes consultados admiten que el techo de las 3.000 operaciones, que siempre se había rebasado desde que existen estadísticas en 2014 –incluso en el 2020 marcado por la pandemia y cuando los concesionarios estuvieron dos meses cerrados–, parece hoy por hoy «inalcanzable». La crisis en la automoción «ha dejado de ser coyuntural para convertirse en estructural» sostienen porque desde 2018 las ventas experimentan una tendencia a la baja y cada año se ha ido perdiendo porcentaje de negocio; un 14%, un 24% y un 18% en este trienio.

¿Y el futuro? «Hay que afrontarlo con realismo. Si logramos desatascar los cuellos de botella en la recepción de coches, vamos a ser más ágiles en las entregas», concluye José de Goñi, de Agrisa (Volvo y Suzuki).