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IU critica a Podemos por romper la coalición con la que concurrieron juntos (más Equo) a las elecciones. Podemos acusa a IU de lo mismo, y le afea que negocie bilateralmente con el PSOE una vez que la primera parte del acuerdo entre Unidas ... Podemos con los socialistas ha dado la vicepresidencia primera del Parlamento a Henar Moreno. Podemos también iba a negociar por su cuenta con el PSOE el necesario respaldo de su diputada Raquel Romero para hacer presidenta a Concha Andreu, pero censura falta de voluntad en Martínez Zaporta para sentarse a la mesa. Francisco Ocón y los suyos denuncian a su vez que son los 'morados' quienes no acudieron a una cita que se desconoce públicamente con exactitud dónde, a qué hora y con quién debía haberse celebrado el miércoles.
El febril cruce de reproches no dejaría de inscribirse en la dinámica propia del debate político tras el 26M si no fuera porque está en juego el nuevo Gobierno de La Rioja. Y no uno cualquiera, sino el que está llamado a cambiar el que los últimos 24 años ha estado en manos del PP. El mismo que la noche electoral parecía casi un mero trámite gracias a los 15 escaños cosechados por el PSOE y la disposición inicial de las dos diputadas de UP a favorecer el cambio sobre la base de un programa decididamente progresista.
Las discrepancias primero dentro de la coalición que se antojaba como virtual socio de los socialistas y más recientemente entre Podemos y el PSOE –Moreno garantiza su respaldo a la candidatura de Andreu como presidenta más allá de la posibilidad de entrar en el futuro Ejecutivo, como sí lo exige Romero– se enfrentan, además, a un enemigo común: el tiempo. El presidente del Parlamento de La Rioja tiene hasta el día 13 para hacer la propuesta del aspirante a ocupar el Palacete de Vara de Rey y convocar el pleno en el que, tanto en primera como segunda instancia, Andreu necesitaría dos votos más de los 15 que obtendrá de su propia bancada.
Aunque nadie lo verbaliza, el tacticismo que impera mientras el reloj sigue corriendo mira de reojo hacia Madrid. La Rioja (y también Aragón, donde Podemos ha recurrido al mismo negociador) son el laboratorio de un intercambio semejante de órdagos y apelaciones mutuas a la responsabilidad que encarnan Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para testar cuánto se puede tensar la cuerda. Hasta qué punto el uno está dispuesto a mantener su exigencia de sentarse en el Consejo de Ministros y el otro de volver a las urnas si no se alcanza un acuerdo. Una posibilidad, la disolución del Parlamento y repetición de comicios, que ninguno de los implicados asume en público pero también está prevista en el reglamento de La Rioja.
Contra ese escenario cotiza la volatilidad hoy de principios que ayer eran inmutables. Y sobre todo, la capacidad de las partes para apurar los plazos al borde del precipicio como demostró el 'pacto del Moderno' firmado in extremis el 20 de junio.
El coordinador general del PP de La Rioja, Diego Bengoa, ha asegurado este jueves que su formación ejercerá una oposición «rigurosa y responsable» al futuro gobierno de La Rioja «supuestamente liderado por el PSOE». En la comparecencia ofrecida para fijar las bases de la acción política de los populares y mientras sigue la abrupta negociación para confirmar a Andreu como nueva inquilina del Palacete, Bengoa ha sostenido que el Ejecutivo de Ceniceros «pasará a la historia por su buena gestión». «El futuro gobierno recibirá como legado una comunidad de vanguardia, que es referencia nacional en educación, sanidad y servicios sociales», ha afirmado para conminar a los socialistas a que «no lo pongan en riesgo, como de costumbre». En esa misma declaración de intenciones, el dirigente popular ha avanzado la voluntad de su partido de controlar a los nuevos responsables de la gestión de la región y ser beligerante «con los agravios que terminarán llegando por parte del PSOE».
Desde su punto de vista, entre las «indiscutibles consecuencias positivas para el presente y el futuro de La Rioja» que ha tenido el mandato de Ceniceros destaca que sea la comunidad autónoma en la que sus contribuyentes hacen el menor esfuerzo fiscal de España. «Bajar los impuestos está en el ADN del PP, mientras que el PSOE y Podemos suponen una amenaza en este sentido», ha planteado para añadir que ambas formaciones de izquierda son «firmes defensoras de la subida de impuestos para tratar de mitigar su mala gestión y el desorbitado gasto público, la seña de identidad de sus gobiernos».
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