Marta depositó toda su esperanza en un proceso de estabilización que podría poner fin a más de veinte años de interina. Tenía méritos de sobra: por años trabajados, por cursos, por máster... El Ministerio de Educación convocó el proceso con 125 plazas repartidas por todo ... el país con la idea de adjudicar las plazas teniendo en cuenta las preferencias de los candidatos y la puntuación de cada uno de ellos.
Publicidad
Marta Jiménez marcó La Rioja en el número uno de sus preferencias, seguido de Navarra y Cantabria. En el listado provisional que publicó el Ministerio, aparecía su nombre entre los seleccionados. Su más que honroso puesto 79 de 125 le permitía optar a muchas comunidades, pero siguiendo sus preferencias, el Ministerio le asignó Navarra. En La Rioja no había sido posible. Sólo había dos plazas y aunque ella había obtenido la mejor puntuación de esta comunidad, aspirantes de otras regiones que también habían marcado la 'x' en La Rioja le habían superado en méritos y, por tanto, las plazas eran para ellos.
El 15 de junio se publicó la lista definitiva y, la renuncia de una aspirante a ocupar la plaza en La Rioja abrió las puertas a Marta a ser funcionaria de carrera en su tierra. Lo había logrado. Pasó el verano y a finales de agosto, recibió una notificación del Gobierno riojano. Le comunicaban que habían atendido un recurso de alzada de una joven que protestaba porque no le habían asignado la plaza y, por tanto, ella se quedaba fuera.
Tras el disgusto inicial, Marta pensó que siempre le quedaría Navarra, pero para evitar el efecto dominó, el Ministerio, una vez concluido el proceso y asignadas las plazas, se lavaba las manos y trasladaba la responsabilidad para solucionar cualquier irregularidad a las comunidades autónomas. Su problema, por tanto, lo tenía que solucionar la Consejería de Educación. Así lo entendía esta calagurritana de 48 años.
Entre tanto, Marta, como se suponía que ya era funcionaria de carrera, tampoco figuraba en la lista de interinos, así que llego septiembre y ni había firmado su contrato como empleada pública, ni tenía plaza para este curso y, lo que es peor, había dejado de cobrar y estaba en paro. Se había quedado en tierra de nadie.
Publicidad
Desde el Gobierno riojano, explica la propia afectada, le dijeron que la solución era complicada, porque no podían crear una plaza para ella, lo que suponía que «yo ya no soy lo que el Ministerio me dijo que iba a ser: funcionaria de carrera». Al final, cuenta, volvieron a incluirla en la lista de interinos, «algo –dice– que es ilegal, y como no sabían qué ofrecerme me dieron media plaza de profesora de piano en el conservatorio de Calahorra». Y para más 'inri' le explicaron que como los meses trabajados no iban a llegar al mínimo legal, sólo cobraría hasta junio.
Después, Marta supo que salieron más plazas de piano, «incluso una entera en Logroño, y a mí me han dado un pedazo que encontraron en ese momento cuando después ha habido más cosas. No han sabido solucionar su problema», sentencia conocedora de que su caso es el único en España.
Publicidad
Actualmente, ha vuelto a depositar sus esperanzas, pero en esta ocasión en un juez. «Es la única persona que ahora me puede dar la razón», sostiene. Ya ha puesto en marcha la maquinaria legal contratando a una abogada especialista, pese a que sabe que todo este proceso le supondrá un importante roto económico que se suma al roto psicológico que le ha provocado pasar del todo a la nada.
¡Oferta 136 Aniversario!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.