«Mi compromiso está intacto»

Por delante hay muchos retos pero Manoli Muro señala uno en especial por ser un «compromiso incumplido por parte de los poderes públicos»: «La accesibilidad universal a todos los productos, bienes y servicios que se pongan a disposición de las personas con discapacidad». Reconoce, e incluso agradece, que «fue mi hija Elena [con parálisis cerebral] la que me trajo a este mundo de la discapacidad, pero una vez en contacto con otras muchas personas y familias con nuestra misma situación y condición me fue muy fácil comprender que sólo trabajando con y para todas y cada una de las personas con discapacidad se podrá responder al proyecto de vida particular de cada una de ellas, también al de Elena».

Muro se siente especialmente satisfecha de formar parte de «un colectivo rico, diverso, creativo y, sobre todo, alegre y lleno de vida». Echa la vista atrás y valora muy positivamente haber participado «de forma activa en el cambio tan vertiginoso que se ha producido en estas últimas décadas en cuanto a la visibilidad, el avance en el ámbito de los derechos y participación y, por encima de todo, del empoderamiento de las personas con discapacidad».

Es consciente de que «queda muchísimo por hacer, pero la senda está trazada» porque «hay más conciencia social», aunque quedan muchas personas a las que convencer de que «los discapacitados son iguales al resto de la sociedad y que no debe existir discriminación». Por eso, en plena campaña electoral pide a los políticos, por ejemplo, algo básico, que «construyan sus discursos en un lenguaje que sea accesible a todas las personas», también reclama el voto para todos, «sin excepción», y que «empaticen con las personas con discapacidad, que les escuchen con interés».